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La falta de lluvia coloca en alerta a los regadíos de toda la provincia

Los trasvases vuelven a peligrar a partir del mes de septiembre si no hay precipitaciones

Regantes en una fotografía de archivo. / Cadena SER

Regantes en una fotografía de archivo.

Almería

Los agricultores almerienses, a través de la Federación de Regantes, han mostrado su inquietud por la situación hídrica de la provincia. Los dos últimos meses, pero sobre todo junio, han sido escasos en precipitaciones y eso genera intranquilidad en el campo almeriense.

La duda no es tanto para los meses de julio y agosto, un periodo en el que la demanda desciende en la provincia, muy condicionada por los cultivos en invernaderos que se desarrollan sobre todo de cara al inicio de la producción a principios del otoño, sino de cara a septiembre y en adelante.

Lo reconocía el presidente de la Federación de Regantes de Almería (Feral), José Antonio Fernández, que califica la situación actual de ‘normalidad’, pero que advierte que la preocupación se centra en lo que pasará en septiembre, particularmente con las aguas que llegan desde el pantano del Negratín.

Menos reservas

En este momento el embalse granadino acumula en torno a los
250 hectómetros cúbicos de agua; el problema radica en que buena parte de los regadíos aguas abajo de ese pantano, en provincias como las de Granada o Sevilla, necesitan agua para sobrevivir al periodo estival, y en una cantidad importante.

Así las cosas, el temor es que las reservas cuando llegue septiembre se coloquen por debajo de los 210 hectómetros cúbicos, cantidad mínima para garantizar los caudales ecológicos y los riegos de esa demarcación, lo que supondría no poder realizar el trasvase que la ley marca para la provincia, de unos 50 hectómetros cúbicos.

Hacer cuentas

Ese riesgo, que se ha repetido ya varios años, o la reducción de los aportes del trasvase Tajo-Segura (en este caso ya preavisado por el Ministerio para la Transición Ecológica) deja en situación de alerta a los regantes del levante almeriense y Bajo Almanzora y reaviva la demanda de soluciones definitivas a la escasez de agua para los regadíos de esas zonas.

Según los cálculos de los regantes, la provincia iniciará una nueva campaña con un déficit de recursos estimado en unos 270 hectómetros cúbicos de agua. Parte de ellos deben cubrirse con los trasvases del Negratín y del Tajo Segura, mientras que el resto dependen de la actividad de las desaladoras, de la regeneración y reutilización de aguas residuales depuradas o de nuevos aportes de aguas subterráneas que puedan ser aprovechadas.

Y ahí surgen las demandas de Feral que recuerda que si bien las desaladoras de Carboneras y Balerma ya trabajan al cien por cien de su capacidad, la de Villaricos cumple ocho años averiada sin que ninguno de los gobiernos que han pasado por el Ministerio en estos años haya sido capaz de acometer las reparaciones de los daños de la riada de 2012.

José Antonio Fernández recuerda la promesa de prestar apoyo al proyecto de los propios regantes para instalar una segunda desaladora en el Bajo Almanzora o las de ampliar la capacidad de las de Carboneras y Balerma, proyectos que permitirían solventar buena parte del déficit hídrico y llevar algo más de tranquilidad a los regantes.

Un último asunto que desde Feral se reclama desde hace años es el de regularizar los derechos del agua a través de concesiones públicas, asunto que colea desde hace dos décadas y que, por ejemplo, impide que cientos de regantes puedan acogerse a ayudas para mejorar los regadíos.

 
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