Tareas para el verano
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Córdoba
Tomar posiciones en una hamaca de playa o de piscina se parece a cavar una trinchera. En las dos actividades uno puede llegar a perder la perspectiva respecto, por ejemplo, lo que ocurre al girar la vista a la izquierda, más allá del recodo del mar; o también lo que dicen quienes están plácidamente sentados al otro lado de la piscina. Además, ofuscados por no cambiar de postura, es fácil olvidar que hay que tomar precauciones y se corre el riesgo de deslumbrarse o quemarse por el sol.
Por eso, cambiar el punto de vista, calzarse los zapatos de los demás o asomarse más allá de lo que creemos conocido, se antoja no solo un buen ejercicio para estas vacaciones, sino también una saludable regla de carácter práctico y ético para la vida. Y es que, un mesurado escepticismo posibilita alejarse de esas posturas dogmáticas que suelen ser la fuente de la inútil e infundada guerra de nosotros contra ellos.
Las trincheras, la guerra y sobre todo la muerte son inflexibles, como el argumento cerrado; como la repetición obsesiva de un mismo eslogan; como taparse los oídos a las hermosas melodías del tristemente desaparecido Ennio Morricone.
Dialogar no es igual que acumular una sorda concatenación de monólogos. Y por eso mismo vivir debería ser apertura, dejarse llevar por lo imprevisible, mirar y mirarse en los ojos de aquél o aquella que tenemos enfrente, y estar dispuesto a escuchar, a dejarse convencer por la opinión diferente de quien nos habla, en la búsqueda, necesaria, de un territorio común. Pues como sugiere el filósofo Emilio Lledó, es navegando entre las ideas ajenas como nos hacemos una imagen más cabal del mundo.
No es tarea fácil, pero al menos merece la pena intentarlo, ¿no creen?
Feliz y provechoso verano.