'La norma'

Algeciras

Después de dejar atrás un invierno extraño, nos hemos instalado en un verano atípico. Una estación que normalmente asociamos con reuniones familiares, fiestas nocturnas y encuentros amistosos, ha quedado reducida a una continuidad calurosa de la incertidumbre anterior. Todos soñábamos con dejar atrás la pesadilla que nos ha quitado el sueño estos meses, pero la realidad a la que nos enfrentamos es bien distinta a la imaginada. Porque la playa parcelada y los bares controlados no nos dejan disfrutar como pensábamos. Las discusiones por un metro de arena más o menos, nos impiden olvidar que casi todo sigue igual. No nos importa medir, a ojo de buen cubero, la distancia que hay con la sombrilla más próxima. Antes de poner la silla en el suelo, calculamos si estaremos lo suficientemente separados de la orilla. Nos lavamos antes y después de entrar en las piscinas, con gel hidro alcohólico. Nos ponemos mascarillas... Hemos aprendido de memoria eslogans que nos consuelan en este transitar por la incertidumbre. Hablamos con términos desconocidos y todos conocemos cientos de datos datos sobre inmunología y virus. Aceptamos obedientes todas las medidas que nos imponen, esperanzados en que su cumplimiento redunde en una mejoría de la situación. Pero todo lo hacemos sin fe. Simplemente porque creemos que debemos hacerlo, sin más.

Esta situación lleva poniéndonos a prueba a todos desde el mes de Marzo y la mayoría hemos demostrado que somos cumplidores de las normas porque la frase de que "las normas están para romperlas", se refieren otro tipo de normas. Las del Arte por ejemplo. Pero estas que dictan los expertos no son para romperlas. Aunque muchos creamos que apenas sirven más que para atrasar lo inevitable que es pasar la enfermedad más tarde o más temprano.

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Salvo excepciones, que normalmente se circunscriben a ese grupo de ciudadanos que se rige por otros códigos que no son ni el sentido común ni el de la responsabilidad colectiva, o sea, los jóvenes, la mayoría cumplimos esas normas. Y lo hacemos porque entendemos que a estas alturas, el tiempo de mirar para otro lado, ya pasó. Porque sabemos que, nadie mejor que nosotros mismos puede protegernos. Y porque, al hacerlo, protegemos de paso a los demás. En especial a los más débiles ante la enfermedad. No sólo hablamos del binomio normas y obediencia. Hablamos también de otro: respeto y solidaridad.