'Conflictos universales'
Hace unas semanas una amiga me regaló un interesante libro que, a través de breves ensayos, invita al lector a hacer un recorrido en el tiempo por los clásicos de la literatura universal
La Firma de Carmen González: 'Conflictos universales'
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Algeciras
Hace unas semanas una amiga me regaló un interesante libro que, a través de breves ensayos, invita al lector a hacer un recorrido en el tiempo por los clásicos de la literatura universal. Kenneth Rexroth, nacido a principios del pasado siglo y defensor de los derechos civiles, nos embarca en sus páginas en la aventura de adentrarnos en el análisis de autores y obras que el consideró "documentos básicos de la historia de la imaginación". En las páginas de "Cita con los clásicos" no están todos, pero son interesantes los argumentos que el autor plantea sobre textos que van desde "El poema de Gilgamesh", la obra épica más antigua conocida, hasta el teatro de Chejov.
Sófocles no podía faltar. Estos días, su obra dramática se ha cruzado en mi camino aunque no solo a través de las páginas del escritor norteamericano. He tenido el placer de disfrutar de la representación de una de sus obras, Antígona, desde las gradas del teatro romano de Mérida. Ver una tragedia griega impone, pero aún más al estar rodeada de columnas y piedras cargadas de la historia que ha ido dejando huella desde el siglo primero d.C.
Los clásicos son inmortales como universales son las pasiones y conflictos que plantean unos personajes creados hace 2.500 años. Sofocles, en su obra, plantea la lucha ética que nace de la oposición entre lo moral y lo políticamente correcto; el poder absoluto y la democracia; la autoridad y la tiranía frente a la justicia o el papel de la mujer. Temas perfectamente vigentes en la actualidad. La obra representada estos días en Mérida es una adaptación contemporánea del director mexicano David Gaitán. En este caso la pugna con la divinidad se torna en enfrentamiento con la justicia humana.
Planteamientos perfectamente válidos en nuestra sociedad donde a veces se prioriza el interés personal o de grupo para alcanzar el poder o donde la desinformación se utiliza como estrategia para el control o como disfraz para el discurso del odio. Ahora, 2.500 años después las máscaras griegas sobre el escenario se tornan en marcarillas "salvadoras", elemento obligado para poder ver el espectáculo.
Vivimos momentos complicados y ello nos da pie para intentar disfrutar de las pequeñas cosas que nos rodean. Pero, hoy más que nunca, es necesaria la responsabilidad de todos para convivir de la forma más segura posible con la Covid 19. Ahora no hay tregua para la rebeldía. Es la hora de respetar el distanciamiento social y de permanecer con la mascarilla el mayor tiempo posible porque no estamos solos.
