Fundación Buesa: "Sortu no condena porque supone un reproche a su trayectoria"
Para esta fundación "la diferencia entre rechazo y condena no es baladí". A su juicio, Sortu utiliza el "metalenguaje para ocultar su posicionamiento de ausencia total de autocrítica sobre la violencia de ETA y derivados".
El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, en una foto de archivo. / Nagore Iraola - Europa Press (EUROPA PRESS)
Bilbao
La Fundación Fernando Buesa ha denunciado que en esta "nueva normalidad vasca" tras el fin de ETA persisten actitudes como la de Sortu, que rechaza pero no condena ataques violentos "por lo que supone de reproche moral" a su trayectoria.
La Fundación, creada en memoria del dirigente socialista asesinado por ETA junto a su escolta Jorge Díez en el año 2000, ha publicado un artículo en el que recuerda que el pasado 9 de julio fue atacado con pintura roja el panteón donde reposan los restos mortales de Fernando Buesa en Vitoria, lo que suscitó la condena de todos los partidos, mientras que EH Bildu expresó su "rechazo más absoluto".
Para esta fundación "la diferencia entre rechazo y condena no es baladí". A su juicio, Sortu utiliza el "metalenguaje para ocultar su posicionamiento de ausencia total de autocrítica sobre la violencia de ETA y derivados".
La diferencia radica, según la Fundación, en que "se puede rechazar una invitación a cenar sin que sea un insulto para el anfitrión o se puede rechazar una posición ideológica legítima sin demonizar por ello a sus seguidores", pero "la condena supone una carga moral negativa y sin paliativos contra aquello o aquellos a quienes rechazamos".
"Pues bien, el mundo de Sortu no quiere utilizar el término condena por lo que supone de reproche moral o ético a su trayectoria. Por eso, el rechazo que hemos escuchado tras el ataque a la tumba de Fernando no lo objetamos, pero sí que criticamos la cobardía de no utilizar el término condena", explica el artículo.
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Recuerda que, al igual que ocurre con la pandemia de covid-19, Euskadi también vive una "nueva normalidad" y en su desescalada ha pasado por la fase I, la del fin del terrorismo en 2011; la fase II con el desarme de 2017, y la fase III con la definitiva desaparición de la banda en 2018.
Sin embargo, sigue habiendo "rebrotes" como el ataque a la tumba de Fernando Buesa, los homenajes a etarras presos tras su puesta en libertad o los ataques a sedes de partidos.
Concluye este símil diciendo que "así como el mejor antídoto contra el covid será la vacuna, la mejor vacuna contra el virus del fanatismo será la autocrítica de quienes durante demasiados años apoyaron el terror y, junto a ella, la pedagogía de la defensa de la libertad y del pluralismo que deberán realizar dentro de su mundo".
