Botellón

Pamplona

Restringir derechos individuales para salvar la seguridad de todos era lo que nos preguntamos ayer y nos seguimos preguntando hoy. Debate que viene azuzado por la idea de Feijoo de que los gallegos no se quiten la mascarilla ni para fumar, que ha sido el hueco legal que ha encontrado para prohibir fumar si no se respeta la distancia de metro y medio.

En Pamplona, su alcalde Enrique Maya, prohíbe lo que se llama botellón pero que su resolución llama "consumo de bebidas preferentemente alcohólicas en las vías públicas" y que deja muchas aristas sin pulir.

Reacciona Maya y se queja de una regulación foral al respecto para evitar que los que no puedan beber en Pamplona se vayan a Barañain o a Burlada. Lo hace a demanda de los hosteleros pero como decía Spiderman, todo poder conlleva una responsabilidad.

Son los propietarios de tiendas que venden alimentación y bebida en el casco viejo de Pamplona. Y una pregunta en el aire ¿Restringimos una libertad básica, la de reunión, sin poder castigar o concienciar a quienes incumplen la precaución sanitaria?