El descubrimiento
Javier Llopis, periodista

La Columna (31/08/2020) Javier Llopis, periodista
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Mientras el verano del coronavirus arrasaba el sector turístico español, nuestros políticos han hecho un inesperado descubrimiento: la industria. A lo largo de estos tristes días de pandemia y de hoteles vacíos, estos genios se han dado cuenta de una verdad evidente: frente a la volatilidad del turismo, que puede derrumbarse estrepitosamente ante cualquier variación de un elemento externo, el sector industrial ofrece solidez, continuidad y estabilidad en el empleo.
Ha hecho falta una epidemia mundial para que los hombres rigen los destinos del país hayan llegado a esta conclusión de Perogrullo. Por el camino se ha ido quedando una industria tradicionalmente maltratada y considerada como un actor secundario frente al dinero fácil que procede del turismo y de su compañera inseparable la especulación inmobiliaria.
El caso de la Comunitat Valenciana es un perfecto ejemplo de esta dolorosa ceguera en materia de planificación territorial. Durante décadas, todas las inversiones públicas se fueron hacia las áreas turísticas. Autopistas, trenes de alta velocidad, parques temáticos y aeropuertos. Nada era suficiente para acarrear a millones de visitantes hacia nuestras playas. Mientras tanto, las zonas industriales languidecían. Proyectos fundamentales como la autovía central se ejecutaban con cuenta gotas y su construcción se prolongaba durante más de 20 años. Millones de euros servían para consolidar una injusticia geográfica: una costa rica en permanente expansión y un interior sometido a un imparable proceso de decadencia.
Como no hay mal que por bien no venga, el desastre del covid 19 es una magnífica oportunidad para invertir este mapa de prioridades. Ciudades industriales, como Alcoy, deben jugar fuerte para hacerse un sitio en la nueva realidad que surgirá tras la pandemia. Políticos, instituciones y colectivos ciudadanos han de unir esfuerzos para subirse a este tren con una propuesta sólida y potente. Si perdemos esta ocasión volveremos a lo de siempre; o sea, a ver cómo la industria sigue su lenta cuesta abajo y a mendigar unas miserables migajas del incierto turismo de la costa.




