Estética educativa vs. Ética educativa

Córdoba

Bienvenidos a septiembre. Tenemos por delante uno de los retos educativos más importantes de todos: minimizar la brecha moral. Durante estos meses hemos tratado de limar la brecha tecnología que acrecentaba la distancia educativa, pero mientras poníamos empeño en atajarla por medio de clases on-line, se nos abrían las costuras de la educación ética.

Si no tenemos cuidado, a la tele-asistencia y al tele-trabajo terminaremos uniéndole la tele-educación, es decir, la educación a distancia. Pero la buena educación solo se adquiere en vivo y en directo. No caigamos en la falacia de pensar que una videoconferencia puede sustituir el proceso educativo. Cubrir el expediente a base de contenidos es un ejercicio cínico de estética educativa. Pero la pedagogía precisa de una ética ejemplar.

En un aula está presente la educación integral, aquella que, a parte de los contenidos temáticos, sedimenta las costumbres cívicas. El bolígrafo que se pide prestado, la goma que se devuelve diciendo “gracias”, la mirada cómplice del compañero, ese alumno que se levanta a tirar el papel a la papelera, la encargada de subir las persianas… son ejemplos que ilustran la importancia del grupo.

Si queremos formar a personas íntegras es necesario proteger la presencialidad mientras las circunstancias lo permitan. Todo lo demás son excusas que nutren al individualismo y conducen al fracaso. Basta recordar aquel dicho japonés que dice que un pueblo sin moral, es un pueblo derrotado.

Les envío un fuerte abrazo y les deseo mucho ánimo para este inicio de curso.