Vuelta al cole

Jerez de la Frontera

Tengo la mala impresión de que nuestro país es como el mal alumno que ha llegado suspendido a junio y después de un verano de poco esfuerzo e indolencia, se presenta a los exámenes de septiembre, habiendo estudiado si acaso la última semana. Y tengo la sospecha de que esta mala sensación no es solo mía. El Presidente del Gobierno aleja de sí el cáliz de su continua mala gestión ante un más que probable rebrote y encomienda a las CCAA se coman el marrón. Un despropósito en la que parece que el Gobierno de la Nación es una ONG que deja que las autonomías gestionen cada una a su aire un asunto de interés nacional. La próxima vuelta al cole es una oda a la improvisación, pactada en la última semana de agosto con declaración de intenciones más que con medidas concretas; ni gobierno ni autonomías parecen apostar con fondos estructurales que los jóvenes y niños no pierdan la imprescindible presencialidad, el contacto con compañeros y profesores, y esto solo se consigue- para mantener la distancia social-, habilitando más espacios y contratando más profesorado. Las fórmulas on line pueden ser un sustitutivo temporal, pero no podemos ni debemos alargarla en el tiempo, pues la pérdida en términos educativos es una factura demasiado alta para nuestro -ya de por sí- maltrecho sistema educativo.