Se avecina un otoño gris para empresarios y autónomos madrileños
Muchos empresarios y autónomos se enfrentan a un otoño difícil después de un verano en el que la falta de turistas y de actividad comercial les ha golpeado económicamente

Una trabajadora junto al local en el que trabaja cerrado / Eliseo Trigo (EFE)

Madrid
Autónomos, pequeños y grandes comerciantes se enfrentan a su otoño más complicado. En plena segunda ola de contagios en la Comunidad de Madrid, un nuevo curso comienza después de un verano sin apenas turistas, con grandes pérdidas económicas y con limitaciones por parte del gobierno regional para intentar frenar la expansión del virus, pero que golpean a su vez a muchos emprendedores.
Son muchos los que gastan más de lo que ganan. La previsión del presidente de CEIM, Miguel Garrido, es que puedan desaparecer entre 60.000 y 70.000 empresas madrileñas en el momento de devolver los créditos y "equilibrar la cuenta de resultados".
La falta de turistas ha sido uno de los factores que más daño ha hecho a la economía madrileña. Uno de los sectores que más lo acusan es el de las tiendas de ‘souvenirs’. Rafael es dueño de una en plena Calle Mayor. Asegura que “apenas ha habido turistas, ahora no hay casi nada, nos mantenemos con clientela española”. El futuro es incierto, dice Rafael que su intención es la de mantenerse para “seguir ahí cuando se reactive el turismo”, aunque le preocupa no conseguirlo y teme quedarse en el paro por su edad, ya que sostiene que “personas de más de 50 años y en paro no las quieren en ningún sitio”.
Pablo es ferretero y cuando le preguntan cómo está, responde que “bien de salud y económicamente de otra manera”. Ingresa un 50% menos de lo normal en esta situación excepcional. Regenta una ferretería en el Barrio de Las Letras, donde asegura que “muchos comercios han cerrado porque les ha comido el alquiler”. No sabe decir cuánto tiempo podrá aguantar así, “si hasta final de año o ya tendrá que tomar alguna decisión”.
Muchos han tenido que adaptarse a una situación más que complicada. Es el caso de Miguel, dueño del bar El Chiringuito, en pleno centro de Madrid, que tuvo que aplicar un ERTE a su cocinera y ahora se encarga él solo de dar de comer y servir a su clientela. “Estoy haciendo todo porque no tengo para pagar a otra persona, estoy en la cocina y estoy en la barra, tengo esperanza de que esto mejore, pero hasta que la gente no salga a la calle no se va a solucionar, no hay nadie en la calle”.
Los bares acusan la falta de turistas, la falta de gente en las calles y el teletrabajo, entre otras cosas. Lola es dueña de la Taberna Los Gatos y ha abierto hace unos pocos días. Considera la vuelta como “una aventura”, aunque según dice, “hay muy poca gente”. Ha estado cerrada casi seis meses y tiene unos gastos de unos 10.000 euros al mes, por lo que dice, “hacer el cálculo de las pérdidas es fácil, en torno a 60.000 euros gastados sin ingresar ni un céntimo”.
Otro de los sectores más castigados es el del ocio nocturno, que ha tenido que cerrar por decreto. La Comunidad de Madrid prohibió su apertura para evitar rebrotes en los locales de noche y éstos afrontan un futuro muy complicado, ya que dependen directamente de la evolución de la pandemia, que de momento, no augura esperanzas a corto plazo. Viviana regenta la sala Republik, en Madrid, y dice, “es una situación en la que no me había visto antes”. Durante el confinamiento, a pesar de estar cerrados, Viviana era optimista porque pensaba que iban a abrir y les iba a ir bien “pero ahora es un desasosiego porque no sabemos qué hacer”.
Muchos de estos empresarios y comerciantes son autónomos, como Carlos, que es mago. Se dedica a dar espectáculos de magia en un teatro, pero las limitaciones de aforo y “la reducción de público ha hecho que los ingresos sean ínfimos en el caso de que se llene la sala, pero lo que pasa es que en una sala en la que pueden entrar 32 personas hay funciones con siete u ocho personas”. Además, ahora tiene que hacer de “hombre orquesta”, ya que antes tenía una persona contratada que se encargaba de la parte lumínica, “pero entró en ERTE y después se marchó a otro sitio”. Carlos prevé un futuro complicado y asegura que no sabe hasta cuando puede llegar así.
El verano ha sido el preludio de un otoño gris que ya se avecina con pocas esperanzas para muchos, que temen que sus negocios puedan bajar sus persianas. Es el efecto económico de una crisis sanitaria que hace daño a todos de diferentes maneras.

Joan Gimeno Guardiola
Redactor de Hora 25. Antes en Radio Madrid cubriendo información sanitaria y educativa y en Onda Cero....




