El orgullo de ser asturiano

Asturias

Cuántas cosas han pasado en estos seis meses, desde nuestro último encuentro en las ondas. Y casi todas malas. Maldito 2020, que ha arrasado con todo y nos mantiene en vilo, ante un futuro cargado de incertidumbres, pendiente del hallazgo de una vacuna que nos despierte de la pesadilla. Pero si algo positivo hay en esta zozobra es la respuesta solidaridad de la mayoría de los ciudadanos y el impagable esfuerzo de sanitarios, cuerpos de seguridad y trabajadores de industrias esenciales que con su vocación, entrega y profesionalidad hicieron posible que nuestro mundo no se viniese abajo. Y también he de reconocer que durante este tiempo me he sentido orgulloso de ser asturiano. Porque nuestra vieja y cansada región, vapuleada por las reconversiones y alejada del progreso ha sabido combatir el virus como pocas, convirtiéndose en ejemplo de eficacia sanitaria primero, y en refugio de visitantes después. Nuestra tierra, nuestra gente nos han convertido sin duda en más paraíso natural que nunca. Pero no debemos bajar la guardia y debemos seguir siendo pioneros en las medidas frente a la pandemia, por muy dolorosas que sean o por muchas críticas que levanten. Al final, el resultado está ahí. Y las cifras de Asturias son únicas en España. Por eso, resulta incomprensible las exacerbadas críticas que ha recibido el gobierno regional por retrasar unos días el inicio del curso. El objetivo es que todos los profesores se sometan a las PCR y dar tiempo a los interinos a incorporarse a los centros, a la vez de ver cómo evoluciona la pandemia en quince días. Porque la situación cambia continuamente y la vuelta de las vacaciones y el regreso a las clases puede ser un cóctel que multiplique los contagios y nos traslade de nuevo a ese confinamiento de marzo al que no podemos regresar. Adrián Barbón siempre ha actuado con responsabilidad y celeridad. Dotando de recursos a los hospitales, estableciendo el uso obligatorio de la mascarilla, prohibiendo el botellón y los aforos excesivos y restringiendo los horarios. Y el resultado está ahí. Otros le siguieron. Pero aquí hay que ser el primero. El algodón no engaña que decía el anuncio. Así que sigamos apostando por la salud, porque tenemos que hacer lo posible y lo imposible para no volver a confinarnos.