Al menos, un poco de rigor

Asturias

En nuestra ciudad afloran con regularidad ciertas polémicas. Una estas es la que gira en torno a la denominada renta social. Calificar como renta, lo que son ayudas para la adquisición de productos, es equivocado. Ni es una prestación de carácter permanente, ni el Ayuntamiento tiene capacidad económica, ni competencia para crearla.

El que su denominación sea inexacta y que su gestión pueda ser calificada de mala o muy mala, no desvirtúa una media que hizo posible que personas y familias con ingresos que apenas rondan los 500 o, en el mejor de los casos, los 1000 euros, pudieran afrontar gastos, por ejemplo, en ropa, gafas, productos farmacéuticos, equipamiento básico hogar y, además, lo hicieran comprando en el comercio local. En vez de aumentar año tras año el remanente de servicios sociales -conviene recordar que en 2016 llego a más de 6.000.000- y acumular ese dinero en el banco, esta iniciativa hizo posible que ese llegara a aquellos que menos tienen.

La polémica ha resurgido. Si bien es cierto que la pandemia ha afectado al trabajo y a los recursos de los servicios sociales, no es menos cierto que no es aceptable contraponer, como ha hecho el edil del ramo, estas ayudas a los procesos de incorporación social, es decir al trabajo cotidiano con las familias o personas. No hay contradicción entre unas y otro, al contrario, muchos de los perceptores de las ayudas lo son del salario social y por tanto ya cuentan con apoyos personalizados porque así lo establece la Ley.

A buen seguro en el los próximos meses continuara el debate y, francamente, sería deseable que se llamara a las cosas por su nombre y que no se falsearan los argumentos. En definitiva, sería deseable un poco más de RIGOR señores y señoras.