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Qué duda cabe

Casarse está demodé

A Coruña

Les voy a decir una cosa: lo de casarse ha pasado de moda. Ya no es algo a lo que aspirar. La gente ya no se casa, como mucho se arrejunta. Y hay hijos, e hipotecas, pero el papelito de marras que une a dos personas hasta que la muerte los separe está de capa caída.

El coronavirus ha pospuesto o cancelado el 80% de las bodas planificadas para este verano, así que ya no solo está el hecho de que la gente se casa menos porque no quiere, sino porque no puede o no debe. Darse el sí quiero con mascarilla es la pesadilla de todo fotógrafo de bodas.

En tiempos en los que la palabra de moda es el poliamor, ¿quién iba a querer atarse de por vida a una única persona? Aún así hay algún loco que considera que el matrimonio no es solo un simple trámite burocrático sino que es un símbolo que determina cuan grande es el amor que siente un tortolito por otro.

Algo así debió pensar la novia de esta pequeña historia que paso a relatarles y que ocurrió en la lejana China poco tiempo antes de la pandemia. Pongamos que la novia de este cuento se llamaba señorita Li y el novio señor Chen. La señorita Li estaba ansiosa por casarse con el señor Chen del que estaba enamorada hasta las cachas. El señor Chen, sin embargo, estaba ligeramente menos enamorado y creía que el matrimonio sería poco más que una sentencia de muerte.

En una de sus conversaciones de alcoba, la señorita Li le contó al señor Chen que no había nada que más odiase en este mundo que la gente que roba sin necesidad. Probablemente estaba hablando de políticos o banqueros, pero el señor Chen vió la luz con aquel comentario y urdió un plan sin fisuras para evitar casarse con su prometida.

Imbuído por la esperanza de salirse con la suya, el señor Chen se lanzó a las calles, entró en una escuela de baile de Shanghai y robó un altavoz bluetooth a la vista de todos. Al poco tiempo era detenido por la policía y su confesión dejó a todos patidifusos: "MI novia quiere casarse conmigo pero yo no quiero casarme con ella. Por eso lo robé."

No se sabe como acabó la historia de la señorita Li y el señor Chen, pero quiero pensar que la pandemia los obligó a compartir hogar durante meses en los que el señor Chen acabó de enamorarse de la señorita Li pero ella, por contra, se sintió tan decepcionada que se invirtieron los papeles. Ay, el amor...Qué duda cabe.

 
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