Leones imaginarios

Alcoi

El mes de septiembre es sinónimo de vuelta a la normalidad, pero este año todo es distinto. Ya no sabemos que es normalidad y que no lo es.

La Columna ha regresado, la programación vuelve a ser la habitual y, de nuevo, nos enfrentamos al reto de decidir de qué hablar. Los primeros temas que me vienen a la cabeza son: Coronavirus, Grupos burbuja, vuelta al cole… Pero, sinceramente, yo creo que todos estos temas ya empiezan a saturar. Incluso he consultado varios calendarios para ver si el Santo o Santa de turno me motivaba. Finalmente, he decidido volver a la normalidad con una historia para pensar.

Un león que vivía en la selva tenía sed, así que se acercó al lago para beber. Al acercarse a la orilla vio en el agua el rostro reflejado de otro león. Pensó que el lago pertenecía a ese otro león y se fue rápidamente sin haber bebido.

Continuaba teniendo mucha sed y se escondió a la espera de que el otro león se marchase. No había otro lago cerca, se armó de valor y volvió con las fauces abiertas y aspecto amenazador. Al llegar a la orilla, vio el reflejo del otro león también con aspecto amenazador. Nuestro león se asustó y salió huyendo.

Pasaron varios días y cada vez se sentía más débil. Sabía que si no bebía iba a morir, así que aunque seguía temiendo al otro león, volvió a acercarse a la orilla. De nuevo, vio el rostro del león, pero esta vez en vez de salir huyendo, metió la cabeza en el agua y bebió. Al sacar la cabeza el reflejo del león había desaparecido y se dio cuenta de que había estado temiendo a su propio reflejo.

¿Cuántas veces nos imaginamos miedos y peligros que no existen? Esos miedos que nosotros nos creamos son los que nos limitan, los que no nos dejan avanzar, los que no nos dejan crecer como persona, los que no nos dejan cambiar de trabajo… No es fácil enfrentarse a nuestros miedos, en primer lugar tenemos que ser capaces de reconocerlos y después toca enfrentarse a ellos.

Venzamos a nuestros leones imaginarios y avancemos sin miedo. Feliz semana.