Zoo Club, la meca del ocio nocturno gallego que acabó convertida en viviendas

Pontevedra

De discoteca a bloques de viviendas. Zoo Club, con más de 30 años de historia a sus espaldas, echó el cierre definitivo en 2015. Con ella, como fichas de dominó, otras salas de ocio nocturno también fueron quedando abandonadas. Cinco años después de apagar la música, el esqueleto de la mítica sala sanxenxina se transformará en el hogar de quienes compren los pisos que están por construirse.

Con Carlos Padín, gerente y precursor de esta innovadora discoteca que abrió sus puertas en 1985, y con Dj Milutxo, último 'residente' de Zoo Club, profundizamos en la historia de esta discoteca y en el panorama y evolución de la música electrónica y del ocio nocturno.

"Tenía ganas de cambiar las cosas, las discotecas de la época no tenían este estilo", señala Padín, al tiempo que describe la discoteca original construida en los años ochenta, con terraza, paredes de adobe, palmeras y bambúes. Una estética común en Ibiza y el Mediterráneo pero novedosa en Galicia.

Zoo Club tuvo dos etapas diferenciadas por su estilo. La primera, en 1985, "fue una apuesta arriesgada que eclipsó la noche gallega", relata Padín, mientras que la segunda, más contemporánea, era "mucho más de club". Reflexiona también sobre el progreso de la discoteca: "supimos evolucionar muy bien".

Por su parte, Milutxo recuerda su paso por la discoteca como el culmen de su carrera hasta el momento: "trabajar con los grandes Dj's internacionales ha sido una experiencia única y reconfortante". Por la cabina de Zoo Club pasaron Dj's de la talla del reciñen fallecido Erick Morillo, Martin Solveig, Fedde Le Grand, Mark Knight, o el gran Roger Sánchez.

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Sobre el panorama que vive el ocio nocturno, el último Dj residente de Zoo Club reconoce que con la pandemia del coronavirus "se fue todo abajo, toca capear el temporal y ver cómo acaba esto". En su opinión, tampoco pinta bien el futuro de la música electrónica: "a la gente le interesa el reguetón y pasarán años hasta que esto cambie".

En un análisis más profundo sobre la decadencia progresiva de las grandes discotecas como Zoo Club, Canelas o Pirámide, por citar algunas, Carlos Padín, que trabajó en la noche desde 1981, relata a la perfección la situación: "la sociedad evoluciona y la economía cambia. En 2007 notamos un pequeño descenso en la facturación, pero no era alarmante. Sin embargo, los bancos sí sabían ya lo que estaba pasando. Como veníamos de una época boyante, nos dio tiempo para cambiar las cosas". También reconoce que aparecieron nuevas tendencias musicales y nuevas opciones de ocio, desapareciendo unos locales y apareciendo otros.

En declaraciones a Radio Pontevedra, Padín desveló la razón que dio nombre a la discoteca. Reconoce que la sociedad de la época demandaba música de todos los estilos musicales, que confluían en su discoteca, de ahí que simulase "un zoo social y humano".

Carlos Padín habló de todos los temas referentes a la discoteca Zoo que durante 30 años hizo bailar a miles de personas, pero tanto Milutxo, al otro lado del teléfono, como ustedes y yo, nos quedaremos sin saber la facturación de la discoteca en un verano de 'vacas gordas'.

Para los más románticos, o amantes del misterio y la ciencia ficción, siempre quedará una puerta abierta: que en las noches veraniegas, el fantasma de la vieja discoteca se cuele en las viviendas en forma de música. Para todos los demás - Padín, Milutxo y quien escribe este reportaje - permanecerá en los recuerdos.