Demasiadas normas es peor que ninguna

"La línea roja" de Matías Vallés (14/09/20)
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Palma
Ante la imposibilidad de resolver la pandemia por procedimientos expeditivos, los políticos se han embarcado en una epopeya normativa que genera confusión sin acabar con el coronavirus.
Demasiadas normas es peor que ninguna.
Sin salir del ámbito sanitario, el fumador empedernido a quien su médico recomienda dejar el tabaco, habrá coronado una gesta meritoria para su salud si cumple con esta indicación.
Ahora bien, si el doctor repleto de buenas intenciones quiere corregirle también el peso, y el sedentarismo, y la dieta, y la calidad de su vida afectiva, es muy probable que la iniciativa se vea condenada al fracaso.
Cuanto más frente a un coronavirus tan difícil de enmarcar como de atrapar.
El nerviosismo de las autoridades ha conducido a una proliferación de medidas que incluso pecan de contradictorias.
Tal vez la fijación en la distancia social hubiera conducido a la misma situación actual, que en el caso de Balears difícilmente podría ser peor.
Empeñarse en resolver numerosas cuestiones a la vez es la mejor manera de no solucionar ninguna.
Y por cierto, un empujoncito sugestivo funciona mejor que una imposición, pero esto tendremos que dejarlo para otro comentario.




