Donde hay parques, hay botellón

Valencia

Maria José Broseta, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos, cree que los botellones en la ciudad de València se han incrementado desde el cierre del ocio nocturno. Ha habido un repunte importante en la mayoría de los barrios de València, especialmente en las zonas donde hay parques abiertos. Así lo ha señalado en el programa Hoy por Hoy Locos por Valencia, que ha dedicado su primera parte a hablar del repunte del botellón a causa del cierre del ocio nocturno. Cuando cierran los bares, apunta Broseta, y al estar pubs y discotecas cerradas, muchos jóvenes, y no tan jóvenes, continúan la fiesta con el botellón. La dirigente vecinal señala zonas como El Cedro, Russafa, Marxalenes, Benimaclet, zona marítima, etc. Donde hay parque, hay botellón, afirma Broseta.

La presidenta de la Federación de AAVV cree que ha habido falta de previsión por parte de las fuerzas de seguridad, ya que esto se veía venir, aunque entiende que pueden haberse visto desbordados por la situación. Los vecinos piden una mayor coordinación entre las diferentes fuerzas de seguridad para disuadir a la gente que va a los parques a beber.

Y, justamente, a uno de estos barrios citados, en la Plaza del Cedro, en Ciudad Jardín, se ha desplazado nuestra unidad móvil para hablar con los vecinos. Estos han manifestado que este es un problema histórico que sigue sin resolverse, pese a las muchas peticiones de ayuda que han cursado a la administración. Creen que no hay voluntad política de solucionarlo. El botellón, piensan, se va a incrementar con el inicio del curso universitario y la proliferación de locales de ocio, muchos de ellos excesivamente juntos, por lo que piden que la policía haga cumplir las ordenanzas municipales. Muchos de ellos se quejan de que no pueden dormir por el ruido. Las llamadas a la policía son constantes, pero el problema continua igual.

Ampliar

Finalmente, el concejal de Seguridad Ciudadana, Aarón Cano, también apunta a ese incremento del botellón, aunque la Policía Local no ceja en su empeño de atajar estas situaciones. De hecho, en los meses de julio y agosto se han impuesto más de 500 sanciones por esta práctica, bien por consumir alcohol en la vía pública o por no llevar mascarillas. Cano comparte el malestar vecinal y entiende que el derecho al descanso es fundamental, pero al mismo tiempo no cree que la via sancionadora sea suficiente para acabar con el fenómeno del botellón. Es un problema muy complejo, reconoce el concejal de Seguridad Ciudadana, y nadie tiene la receta para resolverlo.