La antivacuna

Córdoba

El ser humano es un homo spei. Está hecho de esperanzas y cuando estas se pierden se acaba lo humano que hay en nosotros.

En estos últimos días se nos está anunciando dentro y fuera de nuestras fronteras locales, autonómicas y nacionales, la esperada vacuna contra la Covid-19. Líderes políticos, como Prometeos del siglo XXI, nos señalan ya las fechas próximas en las que podremos perder el miedo a nuestra propia vulnerabilidad, al menos en lo que respecta a la pandemia mundial que sufrimos.

Bienvenida sea la vacuna, o las vacunas, cuando lleguen, si son seguras, cuidan nuestra salud y alcanzan a todos.

Para lo que parece que tendremos que esperar algo más es para que llegue la antivacuna. Aquella que nos libre de la inmunidad que nunca debimos adquirir. La inmunidad frente al sufrimiento ajeno. Aquella que nos permite seguir viviendo mientras miramos para otro lado, almorzar mientras contemplamos dramas humanos en el telediario y que ya ni siquiera cambiamos de canal si el mando pilla algo lejos. Llenar los centros comerciales en una ciudad, como la nuestra, donde residen 4 de los 15 barrios más pobres de España. La que nos hace sospechar del otro y reflejar en él nuestros propios miedos. La que nos hace creer que somos invulnerables o que podemos llegar a serlo. La que nos hace olvidar demasiado pronto nuestros propios errores, faltas o maldades.

Somos seres de esperanza, no la perdamos. Yo, al menos, no la pierdo. Ojalá, junto a la vacuna, llegue pronto también la antivacuna.