Julián Sardina, la historia del luchador que triunfó en su vida y en su trabajo

Aranda de Duero

Hemos cerrado la semana con una pérdida que deja un vacío enorme. Y aunque parezca contradictorio, un legado que desborda ese espacio que podría quedar vacante. Hablamos del fallecimiento de Julián Sardina, la máxima expresión de un hombre hecho a sí mismo. Un carácter arrollador, indomable, que de la nada lo construyó todo. Un proyecto de empresa que se convirtió en un proyecto de familia.

Julián Sardina deja un vacío enorme sí, pero también una impronta de cómo hacer las cosas. Un hombre muy adelantado a su tiempo desde niño que encontró en la Ribera del Duero un lugar de adopción que le magnetizó. Y afortunadamente para esta tierra porque ha sido unos de los empresarios símbolo de la iniciativa y el emprendimiento. De que no hay obstáculo que no se pueda salvar, salvo la muerte, y que en tiempos en los que buscamos gurús que nos marquen caminos en tiempos de crisis, en él teníamos la universidad de la vida, la del día a da, la del talento, la de la actitud con c y la aptitud con p. Julián Sardina ha sido un símbolo empresarial en su vida y con su legado lo es ahora que nos ha dejado pero cuya memoria va a ser honrada por sus hijos, María, Pedro y Laura, que ya han demostrado sobrada capacidad para dar continuidad a su obra.

Julián Sardina es eterno porque su legado la será a través de la obra que deja hecha en Cecoga, empresa referencia en el sector agroalimentario en Castilla y León, y Vinos Tudanca.

Julián Sardina ha hablado mucho en los micrófonos de la Cadena SER. Confiando en nuestra debilidad por escuchar a gente con tanto talento y una conversación tan interesante. Siempre se aprendía algo con él. Y hoy hemos querido despedirle como siempre nos trató, con mucho cariño.