Las sombras chinescas de Enrique Ortiz

Alicante

Ayer escuchamos en la Audiencia Provincial al Enrique Ortiz más teatral. Todo lo que iba a reconocer hace unos meses cuando pactó con la Fiscalía Anticorrupción, que había recibido información privilegiada del Plan General de Ordenación Urbana, es totalmente incierto. Todo fue una ofuscación. Un desahogo en un momento de debilidad para evitar su ingreso en prisión. Ahora, previendo que la principal prueba de cargo sea desestimada -las escuchas policiales- ha cambiado la perspectiva de los hechos.

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Si Ortiz no se hubiera dedicado a la construcción podría haberse ganado la vida con los espectáculos de sombras chinescas o incluso, hubiera sido un buen mago escapista. Todos sabemos cómo termina la cosa, pero no deja de sorprendernos; de dejarnos con la boca abierta.

Con el máximo respeto a la justicia, el juicio terminará como tenga que terminar, se habrá demostrado si hubo delito o no. Veremos. Nuestra justicia es siempre garantista. Pero todos sabemos que estamos ante un nuevo trampantojo; que jugando con los hechos, con las perspectivas, las luces y las sombras, Ortiz siempre intenta engañar a nuestros ojos.