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Jaime Blanco, el 'todo' del PSOE de Cantabria y valedor de la autonomía

El ex presidente regional y ex secretario general de los socialistas cántabros ha fallecido a los 76 años

Jaime Blanco recibe el reconocimiento del Colegio de Médicos de Cantabria. / Cadena SER EUROPA PRESS

Santander

Por Pilar Palazuelos. Hombre de Estado, dialogante, el 'todo' del PSOE regional y defensor a ultranza de Cantabria como autonomía, Jaime Blanco deja una huella profunda en su tierra y en un partido que impulsó de cero, al que llevó a su cota histórica de resultados, y a cuya dirección no dudó en criticar en estrategias con las que no comulgaba.

Su muerte tras una larga enfermedad deja al PSOE de Cantabria huérfano en parte, y aunque quiso a su partido con toda el alma, no se cortó a la hora de ser azote de su dirección cuando lo consideró.

Jaime Blanco, nacido en Santander el 1 de mayo de 1944, fue el menor de ocho hermanos que se quedaron huérfanos de padre cuando el político socialista tenía 6 años.

Tras estudiar en Santander se marchó a Sevilla para hacer la carrera de Medicina y allí fue seducido por la política y el socialismo. Fue amigo de históricos y pesos pesados del partido, como Alfonso Guerra y Manuel Chaves, y estuvo entre los que auparon a Felipe González en el Congreso de Suresnes.

Convencido acérrimo de los principios socialistas, defendió en su tierra la Constitución y se partió figuradamente la cara para que los socialistas cántabros en la transición apostaran por una Carta Magna que no respondía al cien por cien con los ideales tradicionales de república, bandera e himno.

Pero una de sus principales aportaciones fue su lucha, junto a Justo de las Cuevas por la UCD, para que Cantabria fuese una comunidad autónoma, algo que en ese momento no tenían "nada claro ni Felipe ni Alfonso Guerra" por parte del PSOE ni tampoco la parte más conservadora en las altas instancias del Estado.

Participó en la elaboración del Estatuto de Autonomía para Cantabria y fue icono de los grandes valores del Gobierno de Felipe González en la región: fue valedor de la consolidación de la democracia, de la integración de España en Europa y en el mercado común, y de la apuesta por la sanidad, la educación y las pensiones públicas.

Jaime Blanco fue crucial, y ocupa además un lugar destacado en la historia de Cantabria, porque entre diciembre de 1990 y julio de 1991 fue presidente de lo que se llamó gobierno de concentración o de gestión.

Fue una unión de varias fuerzas políticas, que tuvo nada más y nada menos que a Fraga Iribarne como hacedor del 'pacto', para unir desde la izquierda a la derecha al PSC-PSOE, al PRC, al CDS y al PP con el objetivo de expulsar al polémico Juan Hormechea del Ejecutivo regional.

También llevó al PSOE de Cantabria a lo más alto, y con él como candidato este partido logró su resultado histórico en la comunidad: 16 diputados de 35. Pese a ello, no consiguió gobernar merced al acuerdo entre el PP y la UPCA que devolvió la Presidencia a Hormaechea.

Esos resultados electorales han sido ensalzados precisamente por el líder de los socialistas cántabros y vicepresidente regional, Pablo Zuloaga, que ha incidido en el legado de Blanco y su defensa de Cantabria.

En su larga trayectoria política ha sido además diputado en el Congreso y senador, donde presidió la Comisión de Defensa. Y, sobre todo, no ha tenido pelos en la lengua y ha dicho en cada momento lo que ha pensado. Tampoco le han dolido prendas a la hora de criticar a su partido.

De hecho, Jaime Blanco cuestionó públicamente lo que veía como una subordinación de su partido al PRC, ya en la época del pacto con regionalistas de Dolores Gorostiaga.

Padre de dos hijos, uno de ellos de su matrimonio con Ángeles Ruiz-Tagle, presidenta de la Asociación Consuelo Bergés, y otro de su actual esposa, Rosa Inés García, con la que ha compartido años de pasión por la política y por el Partido Socialista de Cantabria, en el que ella ha tenido también un papel relevante.

Hombre de Estado

Personalidades del espectro político regional lo destacan como "un hombre de Estado", incluso por qué no decirlo, con una evolución en su trayectoria vital.

Pero en lo que muchos de sus compañeros y coetáneos políticos coinciden es en que era una persona muy educada y cortés y que valoraba mucho las relaciones humanas. Un señor.

Miguel Ángel Palacio, histórico del PSOE cántabro, cuenta que aunque participó en una candidatura alternativa a la suya para la Secretaría General, una vez pasado el Congreso el Jaime vencedor le llamó para ser su portavoz parlamentario. "Jaime era humano, cariñoso, afectuoso", recuerda.

Dolores Gorostiaga, que fue estrecha colaboradora suya y que le sustituyó al frente del PSC-PSOE tras 25 años de liderazgo, y con quien también tuvo sus más y sus menos, recuerda emocionada que fue "un amigo leal". "Yo he discutido mucho con él, pero le he querido mucho y también él a mí", dice a Efe una emocionada Gorostiaga.

Su talante de diálogo es uno de los rasgos que recuerda el regionalista Javier López Marcano, que fue director general de Juventud y Deporte en el gobierno de 1990-1991. "Fue un gobierno con buen trato y en el que había ganas de hacer cosas", evoca.

El presidente regional y líder del PRC, Miguel Ángel Revilla, subraya que ha sido un hombre "entregado absolutamente a sus ideas" y su importancia no solo en la política de Cantabria, sino también en la Transición.

 
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