Los comedores escolares en Andalucía, ¿un modelo que ha colapsado?

Málaga

La Junta de Andalucía sostiene que este mes de octubre se adjudicará el 59 por ciento de los 126 comedores escolares cerrados desde el inicio del curso por la renuncia de las empresas adjudicatarias Col Servicol, Perea Rojas y Villablanca.

Pero 51 centros seguirá como hasta ahora: con sus comedores cerrados y sin adjudcatario, al menos los próximos meses. La razón es que la intención de recurrir a los contratos menores para reactivar el servicio ha fracasado debido a que no hay empresas interesadas, según la administración. Ahora se sacarán a concurso esos colegios en lotes, pero habrá que esperar al menos dos meses y medio para saber si la oferta resulta atractiva a las empresas "con un precio del menú congelado hace más de una década" y "la mitad de los niños acudiendo al comedor ante el miedo de los padres al contagio", indica la Junta.

Mientras, se intensifican las protestas de madres y padres que tienen en el comedor escolar una herramienta básica de conciliación. Hay 12.000 menores afectados en toda Andalucía, especialmente de las provincias de Jaén y Málaga, sin que sus progenitores conozcan la hoja de ruta en sus colegios o los plazos estimados por la administración. Y a esto hay que sumar los 4.000 menores del denominado plan SYGA (Plan de Solidaridad y Garantías Alimentarias) para aquellos niños y niñas en riesgo de exclusión social que tienen en la comida del colegio una parte fundamental de su sustento y que ahora no están percibiendo.

La situación pone bajo el foco el modelo de los comedores escolares implantado durante años atrás en Andalucía, un sistema externalizado, basado en la adjudicación de grandes lotes de colegios a empresas de catering que gestionan el servicio y en los que se prima "la oferta económica" para conseguir la adjudicación por encima de "la calidad de los alimentos", denuncian las Asociaciones de Padres y Madres. De hecho, la Junta reconoce que "no controla totalmente" el sistema ni la apertura de los comedores con el actual modelo de gestión, al que la pandemia le ha acabado de romper las costuras.