El realismo de ponerse en lo peor
Javier Llopis, periodista

La Columna (05/10/2020) Javier Llopis, periodista
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Alcoi
La consellera de Sanidad de la Generalitat Valenciana anda repartiendo estos días unas cuantas dosis de realismo. A través de diferentes declaraciones en los medios de comunicación, la dirigente autonómica está diciendo lo que todo el mundo sabe y nadie quiere oír: sin vacuna contra al coronavirus no habrá Moros y Cristianos de Alcoy, Fallas de València, Magdalena de Castellón y todos los festejos populares que a ustedes se les ocurran.
Tras el desastre de la desescalada y de la nueva normalidad, queda claro que en esta crisis sanitaria no hay soluciones mágicas ni apaños posibles. Mientras no exista un remedio efectivo para la covid 19, las celebraciones festivas de multitudes serán una actividad vetada por inapelables razones de salud pública. Nada de esto será posible hasta que llegue la tan ansiada vacuna, que se encuentra todavía en la fase de ensayo. Seis meses (lo que falta para la próxima Trilogía de abril) es un plazo muy exiguo, si se piensa que a lo largo de este periodo de tiempo se ha de culminar con éxito la investigación y se tiene que proceder a un proceso masivo de vacunaciones que afectaría a 40 millones de españoles.
Aunque nuestra clase política sienta un miedo atroz a dar malas noticias, la posibilidad de que Alcoy viva dos años seguidos sin Fiestas de Moros y Cristianos es una hipótesis a tener en cuenta y en ese supuesto táctico deberían pensar nuestras autoridades.
La suspensión de dos trilogías consecutivas es, nadie puede negarlo, un duro trauma para una sociedad que ha convertido las Fiestas en un imprescindible instrumento de catarsis colectiva. Sin embargo, los que realmente están sufriendo el impacto de esta situación son los centenares de empresas que se dedican al diseño y a la fabricación de artículos festeros. Enfrentado a un futuro de ruina segura, este sector debería convertirse en la primera y única prioridad de nuestras instituciones.
Cuando vuelva la verdadera normalidad, ya habrá tiempo para planificar grandes fastos y para tomarse una cumplida venganza de estos tiempos desoladores.




