El gobierno de Jerez debería reconocer que el Festival Xera se fue de control

Jerez de la Frontera

Llevamos semanas preguntándonos por qué España es el país europeo más afectado por la pandemia y basta echar un vistazo al resto de naciones.

Italia, por debajo de los 30 casos por 100.000 habitantes, mantiene el estado de alarma hasta enero y exige PCR al llegar al aeropuerto; en Alemania, con 35 casos por cada 100.000, hay un registro de los clientes en todos los restaurantes; en Argentina, con 214 casos por cada 100.000, los eventos sociales o familiares están prohibidos en espacios cerrados y están clausurados gimnasios, cines, bibliotecas y museos -según publica eldiario.es-; Nueva York, con un 3% de positivos frente al 20% de Madrid, ha anunciado el cierre de colegios en nueve distritos mientras el aforo en comedores interiores de los restaurantes se reduce al 25%; en París, con 260 casos por cada 100.000 habitantes, los gimnasios están cerrados y el teletrabajo debe fomentarse tanto como sea posible; en Londres, con menos de 50 casos por cada 100.000, el aforo en bodas se fija en un máximo de 15 personas. En Portugal, el aforo en mesas de bares baja a cuatro si el local está a menos de 300 metros de las escuela. Y la lista es más amplia.

Jerez ha sido noticia este fin de semana por la celebración de un festival de Músicas del Mundo en el centro en el que se llegaron a dar aglomeraciones de personas sin distancia ni mascarilla.

Cultura y pandemia pueden convivir. Con protocolos estrictos. La cultura hay que protegerla, el primero, el gobierno jerezano, que debe hacer autocrítica, activar más medidas de vigilancia y reconocer que ese festival municipal se le fue de control.