Maria del Mar Bonet, el mito
La voz y las convicciones corren paralelas en una artista que no necesitaba complicarse la vida, en situaciones donde sus colegas eligen a menudo el silencio cómplice
"La línea roja" de Matías Vallés (06/10/20)
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Palma
Catalunya galardona a Maria del Mar Bonet junto al Tricicle, por si hubiera que demostrar que el Premi Nacional no va de bromas.
La cantante mallorquina lidera el muy reducido pelotón de artistas baleares con la fuerza centrífuga suficiente para prescindir de sus orígenes, si así lo desearan.
Pese a ello, la Bonet ahonda en su mallorquinidad cuanto mayor es su radio de influencia.
El compromiso con sus islas no se limita a la esfera artística, porque es difícil encontrar una sola causa ciudadana que no lleve adherida la firma y la colaboración de Maria del Mar Bonet.
Por eso es importante superponer su nuevo galardón catalán con el reconocimiento que quiso negarle el Consell de Mallorca, en los tiempos de Maria Antònia Munar.
Vuelve a quedar claro cuál de las dos instituciones necesita a la otra, el Consell o la cantante.
La voz y las convicciones corren paralelas en una artista que no necesitaba complicarse la vida, en situaciones donde sus colegas eligen a menudo el silencio cómplice.
Y Maria del Mar se hace pueblo en su isla sin perder las dimensiones y la distancia del mito.
Es injusto decir que ha envejecido bien, porque ha crecido bien, y sigue creciendo sin perder las raíces baleares.
