Oda al bidet

A Coruña

Alguien dijo alguna vez que si los extraterrestres nos invadiesen se llevarían una sorpresa al comprobar que los perros dominan el mundo occidental, porque lo que verían en los parques es a seres humanos recogiendo los excrementos de los cánidos.

Algo parecido ocurre con los extranjeros que vienen a nuestra tierra. Hay cosas que nosotros damos por sentadas pero que a los guiris les llama mucho la atención. Una de ellas es el bidet, por ejemplo. Y no solo los extranjeros, que no lo han visto en su vida, también los jóvenes. Está naciendo gente que ni siquiera sabe para que sirve un bidet y probablemente acaben trabajando de ingenieros robóticos.

Me imagino que una persona que no ha visto nunca un bidet pensará que es un lavabo para niños, o un lugar donde lavar ropa. Jamás podrían sospechar la verdadera utilidad de ese chorrito de agua y al lugar a donde va dirigido.

Es una pena que se pierda la quintaesencia de los bidets, su verdadera razón de ser, porque es un trabajo tan digno como el de cualquier otro elemento del hogar. Las partes bajas tienen el mismo derecho que las demás a recibir un aseo adecuado. ¡Qué digo derecho, obligación!

¿Pero que ha pasado últimamente con los bidets? Miren los suyos y siéntanse mal. Normalmente los que tienen tapa tienen encima un barreño, toallas, incluso plantas! Y los que no tienen tapa lo único que tienen son telarañas. Y puede pasar, el día que se decidan a usarlo de nuevo, que el agua que salga por el bidet sea marrón, del tiempo que lleva triste y ojeroso, sin poder cumplir su misión de cuidar una de las zonas más importantes de nuestro cuerpo, si no la más.

Así pues, cuando vean un bidet la próxima vez, pónganse la mano en el pecho y ríndanle pleitesía. Los bidets también son de nuestro señor. Larga vida al bidet. Make the Bidet great again. Qué duda cabe.