Ya está aquí
La Firma de Guillermo Granja

"Ya está aquí", la Firma de Guillermo Granja
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Palencia
Hace tiempo que las autoridades sanitarias nos venían avisando de que los datos de la epidemia en la capital eran muy preocupantes, que había que doblegar la curva por lo civil o por lo criminal, que había que implantar medidas duras para evitar las más drásticas, etc. Bueno, pues ya hemos llegado a un punto que se considera crítico, el del confinamiento. A partir de ahora y durante, al menos 14 días, no se podrá salir o entrar de la ciudad sin una causa muy justificada.
Según el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Sanidad es la actuación que va a devolvernos el control de la situación. Es curioso que oyendo o viendo a distintos expertos en la materia consideran que el confinamiento perimetral no es, en sí misma, una medida que contribuya a disminuir el número de contagios. Tan sólo sirve para evitar, en lo posible, la extensión a municipios cercanos.
Después de haber realizado unas cuantas firmas relacionadas con el coronavirus y sobre lo que podemos hacer para frenar su expansión, me reafirmo en lo que he propuesto en el pasado. Se trata simplemente de prevenir antes de tener que curar. Me declaro inexperto en este tema, pero sí que soy un ciudadano crítico y me gusta ver lo que opinan los verdaderos expertos sobre cualquier tema, teniendo en cuenta que nunca nos podemos quedar con una sola opinión o con aquellas que, por distintas razones, nos agradan.
A mi entender, primero conviene identificar cuál es el proceso de contagio. Actualmente, la comunidad científica tiene claro que ocurre, principalmente, a través de las gotas de Flügge y aerosoles que expulsamos al hablar, al toser o al estornudar. Los casos por contacto son muy limitados y con lavarnos las manos cinco veces al día se reducen prácticamente a cero.
También sabemos dónde se producen con mayor facilidad los contagios, en los espacios cerrados y mal ventilados. Si en este cóctel introducimos el tiempo de convivencia, la ausencia de una barrera para los aerosoles y, en algunos casos, las relaciones sociales, tenemos una altísima probabilidad de acabar contagiados. La forma de evitarlo es muy sencilla, utilizar una mascarilla homologada y en perfectas condiciones cada vez que tengamos que estar con personas con las que no convivimos, especialmente en bares, restaurantes o en casas particulares y hacerlo en todo momento, salvo, claro está, cuando hagamos el gesto de comer y de beber.
Por otra parte, las autoridades sanitarias tienen que mejorar el rastreo de contagiados, incrementando el número de personas que se dedican a esta tarea y obligando a usar la aplicación Radar-Covid. También es función de los gobiernos controlar que las personas positivas no infrinjan el confinamiento domiciliario. Por supuesto, hay que aumentar el número de análisis PCR, sectorizándoles por zonas de más alto contagio y hacerla a la mayoría de los contactos de las personas infectadas, sean más o menos cercanos.
Con una correcta planificación de estas medidas se doblegaría la curva con mucha más facilidad que lo que va a lograr un confinamiento perimetral, para mi gusto absurdo, ya que no sirve como herramienta para cortar la línea de contagios, el virus sólo entiende de barreras físicas que le impidan acceder al interior de nuestro cuerpo.




