¿Se puede planificar un proyecto supeditado a la venta de tus estrellas?
El Levante está obligado a vender jugadores antes del 30 de junio para cuadrar sus cuentas y detectar a los posibles sustitutos de Campaña, Bardhi, Aitor o Vezo
Valencia
El Levante disfruta de la plantilla más cara de su historia y ahora tiene 33 jornadas por delante para demostrar si también es la mejor. El rendimiento colectivo marcará su verdadero valor de mercado y toda la planificación deportiva del club cuelga de la permanencia y de las operaciones de traspaso que se realizarán durante el próximo verano.
El mercado de invierno será un espejismo para la mayoría de los clubes de LaLiga porque todos se han excedido en sus cuentas y en el número de jugadores que sus presupuestos pueden soportar.
En el Levante, la cesión de Hernani al Al Wehda de Arabia Saudí ha liberado una ficha y en caso de necesidad se le podría rescindir el contrato a Cheick Doukouré, que se recupera de una grave lesión en el tendón de Aquiles.
Sin embargo, el problema no sería de licencias, sino del dinero que LaLiga le autorizaría a gastar en nuevas incorporaciones. El club granota después de todos los ajustes económicos y tirando de ingeniería financiera solo podría destinar 285.000 euros brutos para fichar al sustituto de Borja Mayoral o al añorado central de jerarquía. Una quimera.
La única posibilidad para que esa cantidad se incremente en enero dependerá de ingresos extraordinarios como consecuencia de futuros traspasos o por la firma de un nuevo patrocinador. Otra misión casi imposible.
Y digo casi, porque si tiramos de hemeroteca, el Levante se ha encontrado en el mercado de invierno con operaciones que le han servido para incrementar sus beneficios o para corregir su balance. Las ventas de Boateng a China, de Cabaco al Getafe y los tres millones que le llovieron del cielo por el sorprendente debut de Fahad Al-Muwallad son algunos ejemplos de ingresos que nunca imaginó cuando arrancó el curso futbolístico.
Desgraciadamente, no parece que el próximo mes de enero se encamine hacia el mejor escenario posible para que aparezcan ofertas por jugadores prescindibles como Sergio León o Coke Andújar y por eso la planificación deportiva estará completamente condicionada a las ventas obligadas que se tendrán que acometer antes del 30 de junio de 2021.
El matiz de la fecha es muy importante porque el presidente, Quico Catalán sabe que antes del cierre del ejercicio contable tendrá que vender a alguno de sus mejores jugadores o en caso contrario le repercutirá en el Fair Play Financiero de la temporada 2021/22. Lejos de poder fichar, la Liga de Fútbol Profesional le obligaría a reducir masa salarial, que es lo que ha movitado al Valencia para no renovar a Garay, regalar a Dani Parejo o malvender a Francis Coquelin al Villarreal.
Se perdió el respeto por el dinero
El Levante lleva dos temporadas viviendo por encima de sus ingresos ordinarios y que compensó con las ventas de Lerma, Boateng, Cabaco, Rubén García, Oier, Chema y Saveljich, que dejaron en caja 55 millones de euros y que se han invertido en Vukcevic, Dwamena, Simon, Cabaco, Coke, Rochina, Aitor, Vezo, Sergio León, Melero, la doble cesión de Borja Mayoral y el subidón salarial de la plantilla.
Dinero ingresado y dinero gastado para cumplir con el objetivo de consolidarse en Primera, pero que no ha servido para dar un salto cualitativo de plantilla y a la que le sigue faltando un delantero y un central, que marque la diferencia en las dos áreas, para disipar todas las dudas sobre el destino del equipo en la categoría.
Ahora, el problema con el que se encuentra el Levante es que sus ingresos ordinarios son similares a los de la temporada 2018/19 y su facturación solo aumenta de forma escalonada a través del contrato de televisión.
Por el contrario, sus gastos ordinarios se han incrementado por la fuerte carga de amortización en compra de jugadores, que en el ejercicio 2019/20 ha repercutido en más de 13 millones de euros, pero fundamentalmente porque los salarios que percibe la primera plantilla se han disparado y ya están por encima de los 40 millones de euros tras las renovaciones de Aitor Fernández y Paco López.
Los ingresos ordinarios del Levante se mueven en una horquilla entre los 60 y los 65 millones de euros, mientras sus gastos fijos se estiman entre los 80 y los 85 para la temporada 2020/21. La lectura es rápida y la dinámica peligrosa, porque le volverán a faltar entre 15 y 20 millones de euros para reestablecer el equilibrio y que tendrá que ajustar con las ventas obligadas que no realizó en verano.
En el ejercicio anterior ya proyectó unos ingresos por valor de 17,6 millones de euros y que ha logrado cubrir con los traspasos de Cabaco, Moses Simon, Rubén García, Oier, Chema y Saveljich.
El Levante ha entrado en una fase de estrés financiero por no querer desprenderse de Campaña, de Bardhi, de Aitor o de Vezo al considerar que, en un mercado deflacionado por la pandemia, los valores estaban por debajo de la tasación real de sus jugadores franquicia.
Quico Catalán ha apostado por mantener una temporada más a su pasillo de seguridad pero sabiendo que antes del 30 de junio de 2021 tiene que vender obligatoriamente para no generar un déficit que le penalizaría en la construcción de la plantilla 2021/22.
De aquellos polvos vienen estos lodos
El Levante ha vivido como un 'nuevo rico' tras ingresar en los dos últimos ejercicios la friolera de 55 millones de euros en traspasos, que reinvirtió en mejorar su plantilla y con el propósito de mantenerse muchos años en Primera para hacer sostenibles sus grandes proyectos.
El resultado deportivo de todas esas operaciones nos deja un saldo positivo por la consolidación del equipo en la categoría, por la revalorización de varios de sus futbolistas, pero con un cierre en falso por la ausencia de un delantero que supla los goles y la calidad de Borja Mayoral.
Para encontrar el resultado económico a todo este esfuerzo habrá que esperar al próximo mes de junio y testar si realmente la internacionalidad de José Campaña se ajusta a lo que el club entiende como una gran venta, si Aitor Fernández repite el recital de paradas por segunda temporada consecutiva o si el sobreprecio pagado por Rubén Vezo reportará plusvalías a través de las ventas responsables que incidirán como efecto corrector en la planificación deportiva de la temporada 2021/22.
Planificación bloqueada
Con este panorama y sin haber renovado su contrato, Manolo Salvador y David Navarro tendrán que adentrarse en el mercado de jugadores libres como Mickael Malsa o Son y en operaciones como las de Dani Gómez o Jorge De Frutos, cuyo coste individual entre la amortización por traspaso y su ficha es inferior a 800.000 euros brutos anuales.
La dirección deportiva regresa a su pasado más exitoso, cuando su prioridad era firmar futbolistas que terminaban contrato como Barkero del Numancia, Ángel Rodríguez del Elche, Pape Diop del Racing o el mismo David Navarro del Neuchatel y con los que se alcanzó la gloria en la Europa League.
La planficiación será virtual hasta que en junio se produzcan las ventas obligadas. Será muy complicado alcanzar compromisos con futbolistas que tengan contrato en vigor y se correrá el riesgo de perder a muchos jugadores que no esperarán al Levante como sucedió con Serhou Guirassy o Luis Milla.
Por último, introduzcan en esta coctelera la renovación multianual de Morales, el principio de acuerdo para gratificar a Roger Martí con opción a prolongar su vinculación hasta 2024, la petición de Rochina exigiendo cuatro años para firmar su ampliación y Aitor Fernández, que lleva con la mano levantada desde agosto, espera su turno para abordar su mejora salarial.
José Manuel Alemán
Redactor de Deportes en Radio Valencia