Cuadrar el círculo

Las Palmas de Gran Canaria

Siete meses después del inicio del 'cero turístico', las ciudades del sur de las islas están irreconocibles. Son la expresión más gráfica del tsunami que está suponiendo para el turismo la pandemia. Sin apenas actividad, sin el bullir de los turistas y residentes, parecen ballenas varadas bajo el sol de siempre. Esqueletos de edificios construidos para albergar un número ingente de visitantes, cerrados. Restaturantes y centros de ocio, sin vida. Y una estampa de sus playas que recuerda a otros tiempos, cuando a Canarias llegaban cinco o seis millones de turistas, muy lejos del récord de 15 millones que alcanzamos hace nada.

Así las cosas, crece la inquietud en los sures de las cuatro islas turísticas. Y se multiplan las reuniones de empresarios, sindicatos e instituciones para buscar alguna salida a la crisis. Pero a falta de respuestas claras y concretas, más allá de los ERTE, crece la inquietud. Y con ella los llamamientos a movilizarse para presionar al Estado o a Europa. A ratos se pone el acento en los PCR y a ratos en los corredores seguros, mientras las aerolíneas se reactivan a cuentagotas. En realidad nadie parece tener claro qué hacer, porque hacer coexistir el turismo con el virus no es nada fácil. Como no lo es cuadrar un círculo.