Sociedad

San Sebastián goza de "buenos parámetros" medioambientales

Según el Informe Anual de Sostenibilidad y Clima de San Sebastián, publicado por el Observatorio de la Sostenibilidad y Clima de la Fundación Cristina Enea, la ciudad de San Sebastián obtiene buenos resultados en energía, calidad ambiental, reciclaje de residuos y movilidad sostenible

De izquierda a derecha: Manu González, director técnico del observatorio; Leire Sarobe, técnica del observatorio; y Marisol Garmendia, concejala de Ecología / DONOSTIAKO UDALA

San Sebastián

San Sebastián goza en general de "buenos parámetros" medioambientales y durante 2019 ha enviado al vertedero un 2 % menos de basura que el año anterior, ha registrado más de la mitad de los desplazamientos a pié o en bici y ha tenido una calidad del aire "buena o muy buena" el 87 a 99 % de los días.

Pese a estas mejoras, el ejercicio pasado ha persistido la menor calidad del agua en la zona media río Urumea -entre el barrio de Loiola y el centro-, que ha obtenido una calificación de "peor que buena" frente al óptimo estado de la más cercana a la desembocadura, y los últimos datos de contaminación del aire, que son de 2018, detectaron un incremento de casi el 1,5 % respecto al ejercicio precedente.

Éstas son algunas de las conclusiones del Informe Anual de Sostenibilidad y Clima 2019, elaborado por el observatorio de la Fundación Cristina Enea, que ofrece una radiografía de la situación y evolución medioambiental de la ciudad con más de 50 indicadores.

El director técnico de ese observatorio, Manu González, ha ofrecido este jueves un resumen del documento, en una rueda de prensa en el Ayuntamiento encabezada por la concejala de Ecología, Marisol Garmendia.

Según ha informado el consistorio en un comunicado, la edil socialista ha destacado "los buenos parámetros que sigue registrando San Sebastián" en el último informe de sostenibilidad, si bien ha reconocido que "en algunos aspectos hay que mejorar".

González por su lado ha aclarado que el estudio de 2019 ha incorporado nuevos datos y fuentes para adaptarse a los ámbitos de actuación de Plan municipal de Lucha contra el Cambio Climático, DSS Klima 2050, "la hoja de ruta" para la gestión del "reto climático".

Entre los parámetros que analiza el informe, destaca el referido a la energía, cuyo consumo ha descendido un 0,4 % en el caso de la electricidad, hasta situarse en una media anual de 3.702 kWh por habitante, y casi un 4,8 % en el del gas, que está en los 3.933 kWh por persona.

La producción global de energía renovable en San Sebastián ha sido de 11,1 millones de kWh, lo que supone un aumento respecto a 2018 del 19,5 %.

En cuanto a los residuos, el volumen generado ha subido ligeramente (+0,4%), la tasa de recogida selectiva ha llegado al 41,5 % y ha descendido un 20,08 % los desperdicios que acaban en el vertedero.

La basura orgánica ha rozado los 5,5 millones de kilos y los contenedores de la calle que usan las familias donostiarras ha subido un 6 % en comparación con 2018.

La calidad del aire en Donostia es analizada a través de cuatro estaciones de medición, en Puio, las avenidas de Tolosa y Ategorrieta y la calle Easo, que han contabilizado un 99 y 95 % de días con "buena o muy buena" calidad las dos primeras, respectivamente, y un 87 % las otras dos.

La calidad del agua con la que se abastece la ciudad sigue siendo "óptima" con un 98,9 % de analíticas satisfactorias, pero la que lleva el cauce del Urumea es óptima en la desembocadura y la costa pero no tanto a partir del puente de Santa Catalina, en pleno centro, donde "persisten los descensos en los índices de calidad".

En cuanto a la movilidad, los traslados a pié siguen siendo los más usados por los donostiarras (46,2 %), al tiempo que los hechos en bicicleta, que han crecido un 2 %, suponen el 4,2 % del total.

Los trayectos en vehículo privado han experimentado una ligera subida y suponen el 31, 1 %, mientras que el resto corresponde al transporte público, que ha alcanzado los 33,6 millones de viajes el año pasado, una media de 179 por habitante al año, "una de las cifras más altas de Europa y muy encima del resto de ciudades españolas" de tamaño similar, ha resaltado Garmendia.

La información sobre emisiones de gases de efecto invernadero (GEIS) corresponden a 2018, cuando se hizo el último inventario. Entonces ya se indicaba un incremento del 1,48 % respecto al año anterior y se advertía de que no se había conseguido frenar la tendencia al alza desde 2016.

Los ámbitos de mayor subida fueron la industria y el consumo de energético de los hogares, aunque el tráfico continuó siendo el principal contaminador, con un 41 % el total de emisiones.

 
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