Necesario pero insuficiente

Tenerife

La consejería de turismo ha anunciado que exigirá a los turistas nacionales e internacionales un certificado que verifique su negativo en coronavirus en un test realizado 48 horas antes de volar a Canarias. El virus tendrá la deferencia de no contagiarles durante esas 48 horas, ni durante el vuelo, ni en el aeropuerto.

La medida afecta a aquellos que pernocten en alojamientos turísticos del archipiélago, pero no a mi prima la de Mostoles que viene en Semana Santa, porque no es turista. La modificación tardará al menos una semana, hasta que se pronuncie el consultivo y el gobierno cuente con todos los informes perceptivos. Además de la aprobación del parlamento para su posterior puesta en marcha. Pero los turistas ya están aquí y el virus no sufre retrasos ni cancelaciones.

La consejería de turismo ha reconocido que no tiene competencias para imponer a todos los que viajen a las islas una prueba de coronavirus, por lo que tiene que hacerlo mediante un subterfugio. Quien tiene esas competencias es el Ministerio de Sanidad, que ni está ni se le espera. Reconoce de esta manera Yaiza Castilla que al gobierno central le importa tres pepinos salvar a Canarias de la situación crítica en la que se encuentra, porque no permite que se hagan test masivos en los aeropuertos a todo el que llegue a Canarias.

Si usted viene de Madrid a mi casa nadie le exigirá un PCR, porque usted no es un turista, sino un visitante que no se aloja en un establecimiento turístico. Traerá consigo muchas ganas de ir a la playa y muy probablemente, el coronavirus. Pero nadie lo sabrá hasta el contagio. Los paisanos que lleguen a Canarias dede Navarra, por ejemplo, con una incidencia acumulada salvaje, no tendrán que certificar que están libres de coronavirus.

Nadie entra ni sale de Bruselas sin un test PCR. Tampoco en los vuelos cortos entre las zonas de riesgo de Italia o Madeira. Cada día son más las zonas de Europa que controlan de ese modo a quienes se mueven entre los países para salvar la economía en este sistema que no permite que dejemos de consumir. Y eso, ¿quién lo paga? Se preguntarán.

Dice la patronal que nadie va a dejar de venir a Canaria por unos euros. Curiosamente lo contrario de lo que decían sobre la tasa turística que rechazaron. Una tasa cuya recaudación también pretendía atener una emergencia, la climática. Que impacta más despacio que la sanitaria en sus bolsillos pero que también lo hará más temprano que tarde. Aunque eso no lo quieran ver.