En defensa de la libre expresión de las ideas

Albacete

En el mundo virtual de las redes sociales todo el mundo opina, a menudo pueden leerse opiniones interesantes, pero con demasiada frecuencia también las hay soeces o directamente ofensivas. Como escudo protector, algunos reclaman la intervención del Derecho penal.

Esta semana, dos iniciativas legislativas de la izquierda afrontan de manera equivocada -a mi juicio- este debatido problema.

La primera proposición es de Unidas Podemos y pretende que puedan vigilarse las redes sociales y se eliminen inmediatamente los "mensajes de odio" como ya ocurre -dicen- en Alemania o Francia.

Quienes proponen esto quizá no saben que entre los penalistas es un clamor la protesta contra el uso abusivo que se está imponiendo respecto al denominado "discurso del odio", que nació en Alemania para prohibir la negación del Holocausto y sólo debe castigarse cuando represente una amenaza real para la vida o la integridad de las personas, ya sean inmigrantes, negros o judíos. Pero no puede penalizar cualquier opinión ofensiva, que para protegernos de ellas está la ley de protección del honor y de la imagen, que no contempla sanciones sino indemnizaciones.

La segunda iniciativa quiere mantener la prohibición penal de las injurias a la Corona, algo que resulta anacrónico visto que el Tribunal de Estrasburgo ya dijo hace poco que la quema de fotos del Rey, por fea, ofensiva o abyecta que pueda parecerle a algunos, no deja de ser una manifestación de la libre expresión de las ideas, similar a la de la quema de banderas en Estados Unidos durante la guerra del Vietnam, que fue permitida por el Tribunal Supremo de ese país.

Moraleja: no todo aquello que nos parece inmoral o contrario a nuestras ideas debe ser penalizado, porque en ese espacio de juego consiste precisamente el Estado democrático; algo que debe recordarse hoy ante el avance imparable de tanto moralista recalcitrante.