Necesita mejorar

Aranda de Duero

El BlasGon y CERES no puede con Anaitasuna. Derrota amarilla por 23-24 en un duelo realmente disputado donde el físico navarro y la rapidez en el repliegue condenaron a los ribereños. El equipo sigue con su adaptación y buscando la fórmula para atacar las defensas rivales. Un necesita mejorar que pone deberes para el sábado ante Guadalajara, de nuevo en el Príncipe de Asturias.

El encuentro comenzó con desconcierto. Fase de errores en ataque y aciertos en defensa que trasladaban el nerviosismo a la grada. Ander Izquierdo rompió esa atmósfera con el 0-1 a los prácticamente cinco minutos de encuentro. El partido comenzaba a desperezarse aunque con la misma tónica. 10 minuto, 2-3. Mediado el primer acto en el 40x20 ribereño, se mantenía la desventaja amarilla (3-6) y máxima renta visitante que aprovechó Alberto Suárez para solicitar el primer tiempo muerto del encuentro.

De mérito la actuación en portería del portugués Ricardo Castro demostrando que su tarjeta de presentación ante La Rioja no fue flor de un día. La portería mantenía la esperanza amarilla. Más con el 5-6 desde los siete metros de Matheus a los 18 minutos. Costaba el ataque ante la defensa navarra, se mantenían las desventajas de dos y tres goles. Del 8-10 se pasó al 10-12. Aunque el gol de Javi García mandaba el duelo a la mínima expresión al descanso (11-12) Invitación a seguir creyendo en la victoria en la reanudación.

El paso por el vestuario. Aire y de nuevo a la pugna por la victoria. Megías ponía el empate, 13-13. Vuelta a empezar, y vuelta a las andadas. Ataques largos del Villa de Aranda, a veces con el premio del gol, a los que seguía en apenas segundo la réplica navarra. Del 14-14 al 14-15. Igualdad que mostraba la exigencia del encuentro para ambas escuadras.

Brecha y tiempo muerto amarillo. Con el 15-17, Suárez quiso ajustar aquello que aún costaba en el posicional. 20 minutos por delante. La moral decaía, pero el ADN de un club que nunca se rendirá llevó el duelo del 16-19 al 19-20 con un mundo por delante. Diez minutos para el triunfo o la decepción. El camino, no cometer errores. La virtud, la defensa. Con la sensación de tener que hacer el doble que su rival siguió intentándolo la escuadra amarilla. 20-22. Paciencia en un año anormal. Oxígeno. Una botella que no llegaba y que condenó a la asfixia a los ribereños. Minuto 56, 20-23. El duelo se cerraría con un 23-24 final que mantiene a los ribereños al fondo de la tabla.

Sin apenas descanso, el sábado nueva jornada en el horizonte con la vista puesta en Guadalajara. al Príncipe de Asturias