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La Pizarra de Emilio Ivars

'Decir y no hacer', por Emilio Ivars

Comentario semanal de opinión para el programa Hoy por Hoy Murcia del maestro de primaria y exdiputado del PSRM, Emilio Ivars

El Presidente de Murcia, Fernando López Miras, llega al Casino de Madrid donde se entregan los premios Leones del Español, en Madrid (España) a 26 de octubre de 2020. / Raúl Terrel EUROPA PRESS

Murcia

Decir y no hacer

La pizarra de Emilio Ivars/ Decir y no hacer (28-10-20)

03:54

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Buenas tardes.

Desde tiempos muy lejanos, el ser humano ha presentado -en múltiples ocasiones- incongruencias profundas entre lo que dice y lo que hace. Ya me entiendes, esas veces en las que le dices a alguien una cosa y tú ni la haces o acabas haciendo la contraria o ambas cosas.

Y de eso me gustaría charlar contigo hoy en la pizarra. ¡Vamos a ello! Anotemos juntos: 'Decir y hacer' o mejor, si tú quieres 'Decir y no hacer', que es de lo que vamos a hablar.

Cuántas veces habrás dicho en tu casa ¡de la botella no se bebe! y allá que has ido tú en otro momento y te has lanzado el envase a la boca como un poseso. En cuántas ocasiones le has dicho a tu zagal ¡no pises el césped! y a las primeras de cambio has cogido el atajo por el camino de enmedio porque llegabas tarde. Por no hablar de cuando dices ¡no cruces hasta que se ponga verde! y, de repente, miras, no viene nadie y te lanzas a poner en riesgo tu seguridad a todo trote. ¡Malditas incoherencias del decir y el hacer, del decir y no hacer!

Esas actitudes tienen perdón cuando no eres nadie, cuando eres -como es tu caso y el mío- una personal normal y moliente. Bueno, en mi caso, sabes tú que tampoco tendrían perdón, porque los que nos dedicamos a la docencia debemos ser ejemplares en todo. De la educación depende cada vez más nuestro futuro y no estamos para andar bromeando ni para estas dicotomías.

Desde el domingo estamos, como sabes, de nuevo en alerta, esa alerta que lleva aparejadas una serie de restricciones adicionales: no te puedes mover de noche, no te puedes juntar con los que quieres (me refiero al número de personas), tus hijos han dejado de ir a las escuelas deportivas y un montón de medidas más adoptadas. Estás seguro, al igual que yo, que tomadas estas decisiones para salvar vidas, para salvar la economía y para evitar que nuestros hospitales colapsen, situación que parece que se avecina.

Me has repetido esta semana no sé cuántas veces ¡quédate en casa! ¡no salgas si no es imprescindible! Y te estoy haciendo caso, quiero que lo sepas. Si tú, persona normal y corriente, después de decirme eso repetidas veces, coges y te vas de fiesta hasta te lo perdonaría (eso sí, con un enfado supino) porque, al fin y al cabo, los humanos somos de decir y hacer lo contrario.

Pero lo que ni tú ni yo acabamos de entender es que nuestros representantes públicos, sí, esos a los que hemos elegido para que nos representen políticamente estos años, no hagan lo que nos dicen. Lo tuyo tendría un pase, pero lo suyo es para no olvidarlo nunca, tomar nota y sacarles los colores día tras día.

¿De qué sirve que te recomienden que te quedes en casa, que no vayas a comer ni cenar con más de 6 personas, que intentes hacerlo siempre en espacios abiertos si el que te lo dice es el primero en no hacerlo? El domingo se decreta el estado de alarma y el lunes tus representantes públicos asisten a una fiesta organizada por un medio de comunicación que entregaba unos premios. Ochenta invitados, te dicen, y tú pensando que todavía no has podido organizar esa comida familiar porque os tenéis que juntar nueve personas que no convivís en la misma casa. Tú sacrificándote haciendo lo que te dicen y viendo cómo ellos y ellas no hacen lo que dicen.

Lo lamentable es que no se salva nadie: ni Gobierno de España, ni de la Comunidad Autónoma, ni partidos de la oposición. ¡Ni uno! Y a ti te viene a la cabeza esa frase de 'si no vives como piensas, acabas pensando como vives'. O si quieres, una más antigua: 'la mujer del César, además de serlo, tiene que parecerlo'.

Confías en que se haga esa autorreflexión a la que ayer invitaba la ministra Montero sobre esa fiesta. Ojalá sirva -piensas- para que no se vuelva a producir nada parecido.

Mientras tanto, tú, nosotros, sigamos haciendo lo que nos han dicho. ¡Quedémonos en casa! ¡Salgamos sólo para lo imprescindible!.

Nos vemos en la próxima pizarra.

 
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