Otro paso hacia la autodestrucción

Vigo

La caída libre del Celta no tiene freno. Lejos de rebelarse ante la adversidad, el equipo vigués baja las brazos y demuestra una desidia muy preocupante. El técnico tiene una parte de culpa, pero no toda, como lo demuestran los jugadores sobre el césped.  

Las variaciones en la alineación, entre las que destacaron el regreso de Rubén Blanco bajo palos y la suplencia de Olaza, no cambiaron la cara de un conjunto celeste que siempre estuvo a merced de una Real que ganó sin hacer un gran partido. En su primera ocasión clara, David Silva cabecó a la red un excelente centro de Aihen Múñoz, en el minuto 24. Con el marcador en contra hubo una tímida reacción del Celta que duró hasta el gol diez minutos después de Oyarzábal, que aprovechó la falta de contundencia de la zaga viguesa para batir a Rubén tras rebotar su primer remate en el paro. 

Para cambiar la dinámica del encuentro, Óscar García dio entrada tras el descanso a Brais y Aidoo sin ningún tipo de efecto, ya que en el 54' Murillo (que completó su peor partido con la camiseta del Celta) se durmió y Portu le robó la cartera para regarlarle en bandeja el tercer tanto a Willian José. A partir de ese momento todo lo que ocurrió sobre el terreno de juego fue intrascendente. Ni siquiera el gol de penalti de Iago Aspas a falta de quince minutos para el final supuso un cambio de mentalidad. Poco después, Portu volvió a dejar en evidencia al lado izquierdo de la defensa celeste para dar de nuevo un pase de la muerte a Willian José, que marcó su segundo gol a puerta vacía.

Para culminar la pesadilla de Halloween, Fontán fue expulsado por doble amarilla en el descuento. El Celta suma 1 punto de 15 y la destitución de Óscar García es un hecho que se va a producir tarde o temprano. Los jugadores no están poniendo mucho de su parte para cambiar la situación y parece que esto solo lo puedo arreglar un nuevo entrenador y un buen número de fichajes en el mercado de invierno.