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Fernando Vázquez insiste... y gana

La continuidad en el once da sus frutos y el Dépor regresa con tres puntos vitales

Fernando Vázquez / RC Deportivo

A Coruña

En el fútbol la frontera entre la insistencia hasta la terquedad y la de ganar una apuesta es muy fina. El primer camino lo vivió en sus carnes el Deportivo de forma histórica en los últimos años. Y Fernando Vázquez decidió arriesgarse en Salamanca para conocer el desenlace de la apuesta. Su convencimiento en la idea con la que inició la liga en Segunda B se mantuvo una semana más. El equipo, con el cambio de Derik por Granero y la ausencia de los lesionados, fue básicamente el mismo. Su idea tampoco varió salvo matices del punto de partida. Pero los resultados lo son todo, y siete puntos de nueve dejan a los coruñeses en la parte noble de la clasificación a la espera del despegue definitivo del Deportivo.

Fernando Vázquez optó por la continuidad en el partido de Salamanca. Una auténtica sorpresa dados los problemas con los que el equipo coruñés llegaba al partido en tierras charras. Toda una apuesta o una inversión de tiempo y de minutos en jugadores cuestionados en lo que supone un empeño personal del entrenador por una idea futbolística y varios nombres. Salvo Alonso Lara, que sigue lejos de su esperado nivel, el duelo del Reina Sofía deja reforzados a futbolistas como Bergantiños y sobre todo Borges. El Tico creció con la entrada accidental de Uche Agbo.

Indemnes del césped artificial

La prueba de jugar en un campo sintético fue superada con oficio por el Deportivo. El condicionante de disputar un partido oficial en una superficie de césped artificial no fue un obstáculo para la consecución de tres puntos de oro para los coruñeses. El campo del Reina Sofía, tan nuevo que el caucho se desprendía con cada paso y con cada bote de la pelota como si se tratase de un aspersor de color negro, vio a un equipo defensivamente sólido y que encontró nuevos registros a los que agarrarse. Todavía está lejos de mandar con jerarquía en los partidos e imponer su fútbol, pero los coruñeses son un conjunto al menos fiable, pero al que le queda mucho camino en el trabajo ofensivo.

Y la lesión… todo lo cambió

La traumática lesión de Derik Osede en la primera parte alteró los planes de Fernando Vázquez y del Depor. Con la entrada de Uche Agbo, todo cambió. Bergantiños se incrustó como compañero de Mujaid en la zaga y el equipo creció. El capitán demostró estar tácticamente sobrado y cerró todas las grietas en la zaga. Su lugar en el medio lo cubrió Uche Agbo, que abarcó terreno y de rebote provocó que Celso Borges creciese hasta cuajar un partido propio del nivel que se le aguardaba en A Coruña. El Tico se siente más cómodo arropado en la medular, y con la combinación de compañeros con la que se vio en Salamanca destapó parte de su potencial.

Otra vez pidiendo la hora

A pesar de la seguridad defensiva con la que el Deportivo se plantó en el Reina Sofía, el equipo volvió a pedir la hora como hace una semana en Santiago. Pudo costarle caro el despiste final al equipo herculino, que tras fallar un puñado de ocasiones claras para cerrar la victoria, acabó encerrado en su área con cada tímida internada del modesto Unionistas. Los locales, de un simple saque de banda, lograban poner balones en la olla para desesperación de la representación institucional del Deportivo en las gradas. Con un campo tan reducido, y en una grada dónde se juntaban en pocos metros el sancionado Vázquez, la directiva coruñesa, la prensa, los suplentes y toda la expedición salmantina, no se podían esconder secretos ni sufrimientos. Desde los suspiros de Fernando Vidal, al lenguaje gestual de Richard Barral o la incapacidad del técnico para estarse quieto ni un segundo.

 
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