Sobre la crisis del PSOE en Tacoronte
La opinión de Pomares

Tenerife
No era poco lío el de Arona, y el PSOE tinerfeño se embarca en otra demencial operación de autoderribo. La voladura es esta vez en Tacoronte, donde tres de los cinco concejales –los otros dos son independientes y no pueden ser expulsados del PSOE- han sido expedientados por la Ejecutiva regional, a propuesta de la insular. La decisión se produce ahora, más de año y medio después de los hechos que teóricamente la provocan, el pacto con Nueva Canarias y Si se Puede para convertir al candidato de los nacionalistas –Daniel Díaz- en alcalde time-sharing durante la mitad del período de mandato.
Los concejales socialistas se pasaron la instrucciones de Pedro Martín por el arco de triunfo, alegando reticencias éticas y que los estatutos del PSOE deslegitiman los ‘pactos en cascada’. En realidad el mandamás del PSOE en el municipio, Carlos Medina, cerró un acuerdo con Nueva Canarias que le convertía en vicealcalde, y en futuro edil principal a mitad de mandato.
El resto de la historia es conocida: el PSOE acabó cerrando su pacto floral con Nueva Canarias, Podemos y Curbelo, que convirtió a Ángel Víctor Torres en presidente del Gobierno y a Román Rodríguez en su vicepresidente. Probablemente habría sido el momento idóneo para olvidar la desobediencia de los socialistas de Tacoronte, sintonizar con los nuevos tiempos y aquí paz y en el cielo gloria. Más aún cuando la indisciplina de Medina y los suyos no impidió la censura a Alonso. Arriaga cerró con Pedro Martín la presidencia del Cabildo, a cambio de quedarse con una buena parte de las competencias del Cabildo, y el PSOE –con Torres fuerte en la presidencia del Gobierno, y el control de las más importantes alcaldías de Tenerife-, comenzó a disfrutar de su etapa de mayor concentración de poder en la isla. Lo razonable habría sido aplicar aquello de “pelillos a la mar” y no dispararse otro tiro en el pie.
Medina se enfrenta a la suspensión de militancia e inhabilitación para el ejercicio de cargo público u orgánico, e incluso a la expulsión. Y muchos se preguntan de que sirve ahora liquidar políticamente a alguien por haber suscrito en su pueblo el mismo acuerdo que Torres cerró en Canarias. ¿Será que no es ese el motivo?




