Una universidad protestona y viva

A los alumnos de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna no les hizo ninguna gracia que fuerzas de seguridad del Estado realizaran maniobras en el aparcamiento de su Facultad. Protestaron por ello y la manifestación acabó en un incidente grave, que se saldó con dos detenciones.

Las versiones de ambas partes son contradictorias. Los primeros sostienen que la reacción de los agentes fue "desproporcionada" y éstos que fue un acto de protesta "organizado en las redes por antisistemas". Una acusación, por cierto, a la que se recurrre con demasiada frecuencia ante cualquier encuentro de jóvenes discrepantes.

El Rectorado y el Decanato han reclamado que "se apoye sin ambagues al alumnado que ha sido agredido en la mismísima puerta de nuestra institución". Y ahí hay que poner el foco.

Porque lo que han hecho los estudiantes de La Laguna es un aldabonazo en la conciencia de una tierra demasiado acostumbrada a que se ocupen sus espacios  civiles y naturales para realizar simulacros o maniobras.

No hay nada más sano para la Democracia que contar universitarios activos, comprometidos y con una visión crítica de la realidad que les rodea.

No debe escandalizarnos tener una Universidad protestona y viva. Más bien todo lo contrario.