Un día marrón
Firma de opinión de Rosa Aparicio. Un día marrón (06/11/2020)
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Córdoba
Noviembre siempre ha sido para mí el mes más antipático del año. Lo siento, la belleza melancólica del campo, los tonos ocres de los árboles terminan siempre perdiendo la partida ante el frío incipiente, las noches infinitas y el rescoldo mortecino de un nuevo año a punto de consumir. Tempus fugit.
Es cierto que en este 2020 horríbilis lo que pide el cuerpo es que el calendario se apresure y que por arte de birlibirloque el nuevo año disipe el desasosiego, la angustia y la ausencia que ha resquebrajado nuestra vida en los últimos meses. Al menos, poder volver a ser quienes fuimos antes de la COVID-19.
Cuando la pandemia nos noqueó en su primera oleada quisimos albergar la esperanza de que nos levantaríamos de la lona más fuertes, resilientes y comprometidos con una sociedad mejor. Llegamos incluso a pensar que, ante la magnitud de la tragedia, nuestra clase política abandonaría el fuego cruzado y el ruido partidista y demagógico para trabajar por el bien común ¡Qué ingenuidad!
Han pasado nueve meses y, como diría un replicante, aquellas vanas ilusiones se han perdido en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Quienes deben tomar las decisiones que marquen nuestro rumbo continúan a la suya, en una interminable partida de pingpong, con una medida hoy y mañana la contraria, sin atender las recomendaciones de la ciencia y provocando en la sociedad un hastío y agotamiento peligrosos cuando todavía no se vislumbra el final de este mal sueño.
Sí lo sé, es viernes. Con la que tenemos encima esta columna me ha salido un poco pesimista, pero es noviembre y hoy, como Luz Casal, tengo un día marrón.
Buen y responsable fin de semana.