El MUSAC de Olveira

León

En abril el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León cumplía 15 de años. Nació en tiempos de expansión económica. Eso y la excelencia profesional de su primer director, Rafael Doctor, sitúan al MUSAC en breve tiempo dentro del grupo de los museos españoles de arte contemporáneo de mayor proyección e interés.

La larga crisis de 2008 y las malas artes de los anteriores gestores de la Fundación Siglo, entidad pública de la que depende el MUSAC, han minado su presupuesto, la calidad de sus proyectos expositivos y su prestigio. A las cacicadas de esta fundación se debe la dimisión en 2013 de la que fue directora del museo por tan sólo unos días. Eva González Sacho, poseedora de un destacado curriculum y personalidad independiente, dejaba el cargo “debido a las injerencias externas en la programación y la falta de autonomía artística y administrativa”.

Siempre hay un roto para un descosido. Para Manuel Olveira, las denuncias de González Sancho no son razones suficientes para no asumir el regalo de la dirección del museo. De bajo perfil, su candidatura ocupó el cuarto lugar en el concurso de méritos y el propio jurado suspendió su proyecto museístico.

Rafael Doctor calificó con extrema dureza su nombramiento: “es una vergüenza para la profesión”, llegó a decir. Olveira llegó escaso de mochila curricular y sin exigencias de autonomía en su gestión. Durante 7 años ha sido dócil a las directrices de quienes lo colocaron. Ahora, cuando el nuevo equipo de fundación no avala su pobre gestión, Olveira sacude su timidez y denuncia los recortes presupuestarios que no comparte, a pesar de la pandemia. Tarde para gritar, cuando ha tragado demasiados sapos.

En tiempos de escasez ha carecido del ingenio necesario para mantener dignamente el nivel del MUSAC. Ha dedicado más tiempo a hacerse curriculo como comisario de exposiciones que a dirigir, captar recursos y proyectar el centro más allá de sus muros. Quien llegó seco de ingenio se irá dejando el museo descosido y sin equipo por dentro; y, con la proyección exterior por los suelos.

Los leonesistas y el líder regional de Podemos deberían tentarse la ropa antes bendecir como bendicen los pasos de Olveira.