La otra pandemia: las unidades de Salud Mental colapsan y se dispara el consumo de ansiolíticos

Tenerife

El hijo de María tiene diecinueve años y ya consume benzodiacepinas. Se las recetó su médico de atención primaria porque atraviesa una crisis tremenda agravada por la pandemia. "Tiene pensamientos suicidas, me lo dice cada día y eso a mi me parte. No tengo con qué pagarle un psicólogo privado y la sanidad pública le da cita para marzo 2021", explica María. "La doctora de familia le mandó Lorazepam, él no quiere tomarlo pero no duerme y no está comiendo casi nada", explica su madre. "La pandemia ha sido horrible, le ha afectado mucho", añade

La crisis económica derivada del Covid-19 ha desatado una crisis social y se ha disparado el consumo de ansiolíticos y antidepresivos recetados en la mayoría de los casos por los médicos de familia. Los tratamientos fueron prorrogados por seis meses sin necesidad de revisión para reducir las visitas presenciales a las consultas, lo que ha provocado dependencias graves en algunos pacientes. "Los trastornos mentales existen y todos somos susceptibles de padecerlos", explica Natacha Sujanani

Debaten sobre esta realidad en la SER Natacha Sujanani, psiquiatra y gerente de Hospital Universitario de La Candelaria, Mercedes Coello, gerente de atención primaria y del Hospital Insular de La Palma, Wenceslao Peñate, psicólogo investigador de la Universidad de La Laguna y Rita Martín, psicóloga experta en adicciones de San Miguel Adicciones. "Hay que contratar especialistas en psicología clínica en la atención primaria para evitar que los médicos de familia receten ansiolíticos con tanta frecuencia", explica Peñate

"Gestionar la vida de una manera positiva es posible", explica Rita Martín de San Miguel Adicciones. El problema no son las pastillas, "es la planificación porque a partir de doce semanas los ansiolíticos generan dependencia. Si un tratamiento como ese se alarga más de doce semanas es necesario prescribir otro tipo de fármacos", explica la psiquiatra Sujanani. A finales de verano el consumo de ansiolíticos se había incrementado un cinco por ciento en Canarias, se espera que los datos al cierre del año sean mucho más alarmantes