Yturralde, el Premio Nacional de Artes Plásticas que forjó su carrera en Cuenca

Cuenca

El pintor José María Yturralde, nacido en Cuenca en 1942, ha sido galardonado recientemente con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2020. El jurado ha reconocido “su trayectoria con un alto nivel de experimentalidad, que ha conectado arte y ciencia, y en la que destaca su labor de investigación espacial y formal, y su tarea docente en el campo de la investigación de los parámetros matemáticos, junto a los artísticos”. “Es una gran satisfacción para mí y pienso en todas las personas que han hecho posible que esto se me haya concedido ahora”, según ha reconocido Yturralde en una entrevista en Hoy por Hoy Cuenca en La Agenda de los Viernes, con el profesor y crítico cultural Jorge Monedero.

José María Yturralde fue director del departamento de Pintura de la Universidad Politécnica de Valencia donde se licenció y doctoró en Bellas Artes. También es académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.

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Desde la experimentación en el “informalismo matérico”, que marcó su arte en los años sesenta, Yturralde evolucionó hacia la abstracción geométrica y el Op-Art que le caracteriza, un estilo de arte visual que hace uso de las ilusiones ópticas.

En Cuenca vivió sus primeros meses de vida antes de que su familia se trasladase a Olite, en Navarra. Volvió a Cuenca con cinco años, en el 47, pero su familia dejó otra vez la ciudad tras un grave accidente de tráfico en el que el joven José María se fracturó las piernas.

De su relación con Cuenca hay que destacar que volvió a la ciudad con 24 años, en 1966, para trabajar como conservador agregado en el Museo de Arte Abstracto Español que daba sus primeros pasos aquellos años con Fernando Zóbel, aunque ya había expuesto un año antes en la galería Machetti de la avenida de la República Argentina junto a Jorge Teixidor, Javier Calvo y el escultor José Cubells.

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“Yo volvía a Cuenca en los veranos. Por familia y por curiosidad e interés, ya conocía a Gustavo Torner y a Antonio Saura. Mi padre, que era constructor en Cuenca, fue el que restauró la casa de Saura”, recuerda Yturralde. Su relación con estos pintores fue “básico”, dice, en el devenir de su carrera artística posterior. “La primera exposición abstracta que vi y que me fascinó fue de Torner en la galería Machetti a la que yo pude acceder después”.

El ahora Premio Nacional de Artes Plásticas recuerda que llegó a salir como nazareno acompañando al paso de la Cruz Desnuda en la Semana Santa y recuerda su papel en la creación de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. “Hice un proyecto muy ambicioso que luego no se pudo llevar a cabo por un cambio de Gobierno y se quedó en una facultad que seguía los mismos parámetros del resto del Estado español. La que yo proyecté tenía mucho que ver con las nuevas tecnologías, con el hecho de que no hubiera profesores fijos, que fueran invitados de un alto nivel internacional que pudieran impartir clases aquí”.

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Sobre su evolución artística, reconoce que, el incorporar ordenadores a su proceso creativo “era lógico el pasar a utilizar unas herramientas más complejas. Por ejemplo, si estaba trabajando con elementos que se insertaban unos con otros, y lo tenía que hacer a mano, dibujar con sistemas de proyecciones en la perspectiva cónica o esférica, pasar a hacerlo con unas técnicas que me permitían hacerlo más rápido y encontrar variantes con más seguridad y percepción, era un paso lógico”.