"Algunos pacientes de planta deberían estar en la UCI": el relato de una enfermera que trabaja con el COVID
Romina González, personal sanitario en el hospital gijonés de Cabueñes, ha asegurado que se emplean "al borde de la extenuación. Es nuestra tarea y no buscamos aplausos, pero queremos que 'los de arriba' nos escuchen"
"Hay compañeras que están haciendo sus tareas con pijamas para pacientes por falta de uniformes", ha apuntado
Romina González, enfermera planta COVID-19, relata el día a día en un hospital
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Gijón
El sonido de las ambulancias se ha convertido en una constante diaria en Asturias durante las últimas semanas. La estadística de casos de COVID-19 ha provocado esta situación y ello conlleva además un aumento de la presión asistencial. Romina González es enfermera en el Hospital de Cabueñes desde hace cinco años. Desde el inicio de la crisis sanitaria trabaja en planta con enfermos de coronavirus aunque reconoce que la primera ola y la segunda nada tienen que ver. "Se ha convertido en algo más estresante. Parecía que lo íbamos a llevar mejor porque teníamos mas experiencia pero es bastante peor. La tensión de los turnos es mucho más grande porque hay más trabajo, menos personal, los pacientes son más jovenes y están mucho peor", relata.
Romina ha trabajado durante las dos últimas décadas en varios hospitales asturianos. Sin embargo, tiene claro que "nunca había vivido algo así" y relata la crudeza a la que se enfrentan diariamente. "Las camas de UCI están llenas, con lo que los criterios para pasar a una unidad de cuidados intensivos son cada vez más estrictos. Llegamos a tener en planta pacientes que deberían estar en la UCI y eso genera una tensión terrible", detalla. En su turno son dos enfermeras para 26 pacientes, algo que considera una "exageración". Más allá, en planta no hay monitorización de los pacientes lo que provoca más estrés. "Cuando desaturan, en UCI están monitonizados y las enfermeras lo ven porque las alarmas saltan pero en planta no. Muchos lo notan porque empiezan con fatiga o dificultad respiratoria pero tros muchos no. Llego a casa y en los descansos no terminas de desconectar, está pasándonos factura a nivel psicológico".
Pese a que en la segunda ola algunas cosas han mejorado, no es el caso del material. "Sí notamos falta de ropa. En lugar de trabajar con nuestros uniformes blancos, trabajamos con uniformes verdes de quirófanos. Muchas veces no tenemos ropa suficiente para todo el turno de trabajo. Igual hay tres uniformes y somos ocho personas en el turno". A eso añade que "para algunas compañeras no hay tallas extragrandes y han tenido que trabajar con pantalón de pijamas de pacientes. Otro problema son las casacas. Son cerradas y, en realidad, no podríamos trabajar con ellas porque te las tienes que quitar por la cabeza rozando toda la cara cuando estás trabajando en una planta contaminada". Todo esto en medio de jornadas de diez o doce horas sin quitar los equipos de protección. "En otros hospitales hicieron alguna reforma para que el personal sanitario estuviera la mitad del turno con el equipo de protección puesto", apunta.
Por último pide a los gestores del hospital que "nos escuchen. La gente sigue sin verlo comparando el colapso hospitalario con otros años por la gripe. Estamos trabajando al borde la extenuación, nos están quitando descansos, hay compañeros que doblan turnos... Sé que es nuestro trabajo y no buscamos el aplauso ni una medalla pero necesitamos que, de vez en cuando, los directivos nos pongan las cosas un poco más fáciles. Los trabajadores vemos que algo sencillo a veces lo complican. Esto es muy serio y la sanidad está al borde del colpaso", culmina.
Josu Alonso
En la actualidad cubre información política aunque, con anterioridad, ha pasado por todos los departamento...