Un libro infinito

León

Me van ustedes a perdonar que hoy no me detenga en el trafago de los días, en las ruinas que nos acompañan con los vestidos antiguos de las miserias políticas o los nuevos de las mortajas pandémicas.

Hoy quiero hablarles de un libro, de un libro que habla de libros, de todos los libros que nos han acompañado, que nos han construido desde que creamos la escritura hace unos 6000 años.

El hombre ha escrito libros sobre el barro, sobre el papiro, sobre la piel vitelina de terneras lechales . Cualquier superficie ha sido buena para reconstruir el milagro eterno de un diálogo en el que autor y lector pueden saltar silenciosamente o en alta voz la frontera de los siglos para compartir confidencias y temores, miedos y esperanzas que nos unen como iguales a todos los que compartimos la patria de un alfabeto.

El libro del que les hablo se titula El infinito en un junco, y su autora, Irene Vallejo, ha escrito una de las más hermosas declaraciones de amor que he leído en mi vida. Una carta apasionante y apasionada que deberían ustedes leer si alguna vez han sentido el gozo de un ejemplar que se abre entre sus dedos por primera vez, el olor a lignina que deja la celulosa al envejecer, la tibia caricia del texto sobre sus pupilas vírgenes y hambrientas. Luego no digan que no estaban invitados a este banquete.