Las fuerzas vivas están muertas

Palencia

En el periodismo de antaño se utilizaba con frecuencia el término fuerzas vivas. Aludía al conjunto de personas con poder o con capacidad de representación que promueven y controlan la actividad y prosperidad de un lugar. Con esa definición, cabría decir que en la actualidad en nuestras administraciones sólo se puede hablar de fuerzas muertas. En este caso me refiero a cómo están reaccionando ante los efectos colaterales de la pandemia del Covid-19.

Más de dos semanas tardaba la Junta en reunir a los afectados por las restricciones, por los cierres. Sectores como hostelería, centros deportivos o centros comerciales de los que dependen un importante número de autónomos y trabajadores por cuenta ajena. Ocho meses después de comenzar la pandemia el decepcionante y acomodado vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, ese que en su tiempo fue combativo, se emplazaba a abrir un proceso de diálogo "urgente" para establecer un plan de ayudas directas.

Tiene su ironía que Igea hable ahora de urgencia. Lo dicho, las fuerzas vivas están muertas, carecen de preparación, de capacidad de reacción, unos y otros, para una situación extrema como la que nos ha tocado vivir. En Palencia se vivía el pasado lunes una histórica manifestación de autónomos. No hubo ni un gesto de empatía por parte de las presuntas fuerzas vivas de la capital y provincia. Sólo el aplauso de los ciudadanos al paso de los autónomos. En Palencia nuestra fuerzas vivas, además de muertas, están ya disecadas. Parecen estar sólo para la foto.

Como ya han dicho los hosteleros, en la reunión del lunes no se llegó a acuerdo alguno. Sólo un compromiso de estudiar ayudas para los alquileres y para hipotecas relativas a negocios de hostelería. Ahora vamos a hacer un estudio pormenorizado de loas necesidades y reivindicaciones del sector. En estos ocho meses las nóminas de Igea, Carriedo, Simón, Armisén, Rubio Mielgo y Ángel Miguel Gutiérrez se han seguido pagando y sin ERTES de por medio. Ya, ya lo sé. Me acusarán de demagogo. Pero que no se equivoquen; no se les critica por cobrar. Se les critica porque, están muertos. Por eso en la próxima inauguración a la que acudan deberíamos decir: "asistieron las fuerzas muertas".