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Gaspar se corona sacando al Sporting del shock

Un espectacular doblete del canterano pone las cosas en su sitio tras un partido en el que el equipo gijonés pudo y debió sufrir menos

Gaspar celebra el primero de sus dos goles al Sabadell. / LaLiga.com

Gaspar celebra el primero de sus dos goles al Sabadell.

Gijón

No solo en el fútbol (pero también en él) un día tonto puede arruinar el trabajo de meses. Incluso un momento malo, simplemente un error, puede hacerlo. El partido ante el Sabadell pudo ser ese día tonto del Sporting en muchos meses. Nadie lo habría reprochado, pero podía salir caro. ¿Cómo era posible que siendo tan superior a su rival, habiendo tenido momentos tan exquisitos de fútbol, peligrara el marcador? Afortunadamente, este Sporting no tiene días tontos; como mucho, algún momento. Y el de este jueves, al que condujeron la ya reiterada falta de definición y, por qué negarlo, quizás cierta relajación, lo subsanó la espectacular irrupción en el campo de Gaspar Campos-Ansó, un canterano al que no se le olvidará la tarde de ese miércoles en las que, mientras el sportinguismo se frotaba los ojos después del susto, él arreglaba las cosas con dos golazos.

Posiblemente cualquier otra temporada el Sporting no hubiera ganado un partido así. Habría dejado volar un par de puntos el día menos pensado, pese a haber demostrado estar muchos peldaños por encima del contrario. No es el caso del actual Sporting, al que le sale casi todo porque rema sin parar y porque, cuando estás en la ola buena, parece que te lleva sola.

Pudo y debió ganar más fácil el equipo rojiblanco. Daba la impresión de que así sería cuando a los siete minutos de partido Aitor García batía a Mackay tras un taconazo espectacular de Pedro Díaz que un defensa del Sabadell no acertó a despejar y que el extremo rojiblanco persiguió con ahínco.

Los jugadores del Sporting celebran el gol de Aitor García.

Los jugadores del Sporting celebran el gol de Aitor García. / LaLiga.com

Los jugadores del Sporting celebran el gol de Aitor García.

Los jugadores del Sporting celebran el gol de Aitor García. / LaLiga.com

La tarde iba de taconazos. Otro de Manu García, que entendió mucho mejor su nueva posición en el campo partiendo desde la banda, sirvió en bandeja a Guille Rosas un mano a mano con el portero que acabó en córner.

Con la confianza por las nubes y complementándose a las mil maravillas, Pedro Díaz y Manu García destacaban en un Sporting que no daba opciones a su rival. El primero de ellos disparó desde lejos y poco le faltó a Djurdjevic para aprovecharse del rechace del portero Mackay, que no fue precisamente el mejor del Sabadell. En esa acción sí acabó imponiéndose el guardameta, pagando Djuka su frustración con el palo. Tal parece que el aparente cambio de actitud del serbio en el campo se ha desvanecido cuando los goles han dejado de llegar. Vuelve a parecerse a aquel futbolista peleón, irascible, gesticulante y poco o nada efectivo de cara a la portería contraria.

En todo caso, no había ningún indicio que apuntara a que el Sporting podía sufrir, dada la enorme superioridad en el césped, pero era inevitable sentir un respingo cuando, con el marcador apretado, Juan Hernández protagonizaba una inocente llegada al área de Mariño, ya en la segunda parte. La respuesta inmediata llegó con otra gran combinación entre Manu García y Pedro, cuyo disparo de media distancia lo rechazó, sin blocarlo, Mackay, que volvía a demostrar que no estaba muy seguro bajo palos.

El segundo gol rojiblanco (se daba por hecho) tendría que llegar tarde o temprano. Pero con esa confianza, el Sporting frenó la búsqueda, sesteó y se llevó el gran susto: Víctor García encontró un pasillo en el costado izquierdo de la defensa rojiblanco y uno de sus centros lo aprovechó Juan Hernández para igualar la contienda. Nadie se lo podía creer. Un partido teóricamente tan sencillo peligraba.

Inmediatamente, David Gallego movió fichas. Retiró a Aitor García y dio entrada a Gaspar Campos-Ansó. El entrenador, cargado de méritos, parece también estar tocado por una varita mágica. El primer balón que tocó el canterano acabó en gol. Recibió de Manu García, se internó en el área, quebró dos veces y sacó un disparo con la zurda que le pasó por debajo del cuerpo al portero del Sabadell.

Fue un gol valiosísimo y precioso. No menos que el tercero, que llegaría solo nueve minutos después, obra del mismo héroe y tras una pared que Pedro Díaz devolvió perfecta para el disparo con la zurda de su compañero, al que no le cabía la sonrisa en la cara.

El Sabadell acabó desarbolado, goleado y rendido tras la expulsión de Siera. El Sporting acabó el partido tan feliz como aliviado, colíder (al menos de forma provisional) y demostrando que, además de calidad, este equipo tiene capacidad de reacción. Y que en la segunda unidad hay argumentos futbolísticos. Por ejemplo gol, eso que tanto necesita el equipo para, si cabe, sufrir un poco menos.

Los lapsus, a veces, se pagan. No fue el caso del equipo. Sí el que se cometió en El Molinón no recordando la figura de Diego Armando Maradona con un minuto de silencio, como sucedió en el resto de campos del mundo donde se jugaba este miércoles.

En el Sporting hay cosas mejorables. En el equipo, sin embargo, pocas en este momento. Sigan disfrutando como lo hace este grupo de futbolistas en el campo. Aunque algún día se lleven un susto; saben reponerse.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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