¡Qué vergüenza!
La Firma de Guillermo Granja

"¡Qué vergüenza!", la Firma de Guillermo Granja
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Palencia
Ya han pasado casi dos meses desde que la Junta de Castilla y León decretó el confinamiento perimetral de la ciudad de Palencia. Desde ese momento, en nuestra ciudad no ha pasado ni un solo día donde no hayamos tenido implantadas distintas medidas drásticas para conseguir doblegar la curva y regresar a una situación de pandemia controlable.
Pues parece que todo lo hecho no ha servido para nada. Ni el confinamiento perimetral de la ciudad, en su momento, ni el de la comunidad autónoma, ni la restricción de fumar por la calles, ni restringir las reuniones a un máximo de seis personas, ni el toque de queda, ni el cierre de toda la hostelería, de la restauración y de los gimnasios, etc. Yo, ante este resultado, creo que más de uno tendría que recoger sus maletas, dejar el despacho y el coche oficial. Siento vergüenza de lo mal que se está gestionando la epidemia en Castilla y León.
Ya lo dije más de una vez en primavera con la primera ola. La Junta de Castilla y León nos llevó por un sendero tortuoso, largo y que se ha demostrado totalmente inútil. En esos momentos se notaban menos los defectos porque era el gobierno central el que tenía el mando único. Ahora ya no es así. En estos instantes es la Consejería de Sanidad de nuestra comunidad la que tiene el mando y ha de tomar las decisiones más adecuadas para acabar con la pandemia. Sólo una medida la ha tomado el Estado, el toque de queda, y en nuestro territorio se aplica en el abanico más extenso de todo el territorio nacional.
Lo curioso es que, en estos dos meses, otras regiones tuvieron una incidencia mucho más alta que nosotros y, sin embargo, a día de hoy ya han doblegado la curva de contagios, algo que en Castilla y León aún no se ha producido. Uno de los casos más espectaculares es el de Madrid. Muchos se reían de su estrategia de confinamientos perimetrales por zonas básicas de salud, del cribado de asintomáticos a través de la realización de test masivos, etc. Se llegó incluso a que el gobierno de la nación decretara el estado de alarma en esa comunidad ya que no se fiaban de sus medidas. Pues bien, ha pasado el tiempo y éste les ha dado la razón, han bajado su incidencia a menos de un tercio de la que tenían hace dos meses.
Los expertos ya reconocen que las cosas no se han hecho mal en Madrid, sino todo lo contrario, teniendo en cuenta que su transporte colectivo va todos los días colapsado y de que no han cerrado ningún sector, ni siquiera el tan demonizado de la hostelería y la restauración. Y aún así son la comunidad autónoma peninsular con menor incidencia. ¿Cuál ha sido el milagro que se ha obrado en Madrid? Pues algo tan simple como la realización de test masivos para detectar asintomáticos en aquellas zonas, barrios o calles donde se observaba un alto nivel de contagios.
En Castilla y León esta medida sólo se ha empezado a utilizar en casos muy excepcionales como Aranda de Duero, Miranda de Ebro y Burgos. Todas estas localidades con una altísima tasa de contagios, pero es que el resto de la comunidad no estamos muy lejos de esos datos. Por poner un ejemplo cercano, con los niveles de nuestra Palencia querida, en Madrid hubiesen hecho test a toda la población, ya que muchos días de estos dos meses hemos estado muy por encima de los 800 contagiados por cada 100.000 habitantes en 14 días.
Mientras tanto, nuestros insignes gobernantes regionales se dedicaban a establecer, por decretazo, con nocturnidad, sin negociación y amparándose en el estado de alarma, unas condiciones leoninas a todo el personal sanitario de nuestra comunidad. Para eso sí que tienen agallas, ¡qué vergüenza!
Sean muy responsables y eviten las posibilidades de contagio, ya que si esperamos a que nos salve esta panda vamos arreglados.




