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El acuerdo de gobierno entre el Partido Socialista y Elkarrekin Podemos-Ezker Anitza IU en Irun demuestra que en política cambiar de posición es posible

Imagen del Ayuntamiento de Irun desde la Plaza San Juan / Cadena SER

Imagen del Ayuntamiento de Irun desde la Plaza San Juan

Irun

Cambiar en la vida cuesta. Más si cabe, si hablamos de cuestiones esenciales como el trabajo, la casa, la pareja… y diría que algo similar ocurre en política, en ese arte o disciplina de los gobiernos donde además se tienen profundas convicciones que suelen ser contrarias a las del oponente.

El diálogo y el acuerdo que deberían ser el denominador común en los sistemas democráticos en ocasiones (demasiadas) brillan por su ausencia. Un claro ejemplo lo encontramos en el caso que nos invita a escribir estas líneas: el acuerdo alcanzado a medio mandato entre el grupo socialista y Elkarrekin Podemos- Ezker Anitza IU en el consistorio de Irun. Me explico:

Las elecciones del 26 de mayo de 2019 revalidaron al PSE como primera fuerza en Ia localidad fronteriza con el 35.73% de los votos y 10 concejales. Eran unas elecciones marcadas a nivel local por la disputa un año antes entre socialistas y nacionalistas. O, mejor dicho, entre José Antonio Santano, alcalde durante el mandato anterior, y el que fuera socio y Delegado de Urbanismo, Xabier Iridoy a quien Santano cesó por falta de confianza a comienzos de 2018. Lo que provocó entonces, la ruptura del gobierno de coalición.

La tensión había sido tal durante los meses previos a las elecciones, comisión de investigación incluida, que no había esperanza a un nuevo entendimiento entre las partes. Y eso a pesar de que las ejecutivas de ambos grupos habían cerrado un acuerdo que garantizaría la gobernabilidad, apoyándose mutuamente a favor de quien tuviera la mayoría en cada caso. Acuerdo que en Irun no fue posible. No hubo dialogo, y tampoco un nuevo pacto.

Así el PNV que logró dos concejales más, Elkarrekin Podemos, EH Bildu y el PP marcaron su posición desde la oposición, y el veterano alcalde irundarra logró ser investido por encabezar la lista más votada.

No parece razonable que la confrontación sirva de guía en sistemas democráticos que deben organizar y cohesionar la vida de miles de ciudadanos. Que es por cierto la principal encomienda de quienes representan al pueblo. Tras las elecciones del 26N, sin embargo, si bien no huno enfrentamiento, no hubo intento tampoco de acuerdo. Imperó, o esa fue la sensación, el cálculo e interés partidista.

Un año y medio después de la última cita con las urnas ha triunfado el acuerdo. Un pacto entre diferentes fuerzas de la izquierda (PSE y Elkarrekin Podemos- Ezker Anitza IU) que han decidido abrir para sorpresa de muchos la puerta de la voluntad política. Y si bien el consenso es fundamental, más importante es el diálogo previo que ambos grupos han mantenido durante semanas ates de este anuncio que hemos conocido recientemente. Y eso a pesar de las marcadas diferencias que durante meses han quedado latentes.

Y sí, quizá esta era de pandemia requiere de nuevas alianzas, ahora más que nunca, y es una buena excusa. Pero el diálogo, el acuerdo, no pueden depender de un virus. Cambiar de opinión (de posición) no es una tarea tan fácil como puede parecer. Al menos los hechos demuestran que sí es posible.

 

 
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