El Sporting le perdona la vida al colista

Gijón

Peleado con el gol y con los elementos, el Sporting solo pudo empatar ante el colista Albacete. La sensación de frustración es inevitable, no solo porque se escapara vivo de El Molinón el último clasificado, sino porque mientras más o menos se pudo jugar al fútbol el Sporting hizo muchas cosas para ganar.  Mandó en el partido y generó ocasiones, con un Djurdjevic más participativo que nunca, pero se encontró con su recurrente falta de puntería. Perdonó el equipo gijonés y lo acabó pagando, porque a partir del minuto 15 de la segunda parte el césped se convirtió en un auténtico cenagal donde era imposible dar un pase. Aun así, Djurdjevic tuvo la última ocasión para ganar en el minuto 85, pero una buena intervención del portero Tomeu Nadal dejó al Sporting con mal sabor de boca.

David Gallegó organizó una pequeña revolución para enfrentarse al Albacete, condicionada por los límites que se encuentra habitualmente más los añadidos para este partido, como fueron la bajas de última hora de Pedro Díaz y Cumic y las molestias que mermaban a Guille Rosas. El entrenador del Sporting cambió el sistema y quiso un equipo que fuera a por todas, con Álvaro Vázquez como acompañante de Djurdjevic en la delantera. Manu García pasó a acompañar en el medio a José Gragera (qué gusto cuando dos jugadores de este talento se asocian), con Aitor García y Gaspar en las bandas. Para el lateral derecho, con Rosas tocado y Bogdan pendiente de su regreso a Mareo, le tocó el turno a Pelayo Suárez, que hizo un partido notable, a pesar de jugar en un puesto extraño para él. Mucho mérito tuvieron sus incorporaciones al ataque, sacando buenos centros desde línea de fondo.

Que el preocupante estado del césped iba a protagonizar malas pasadas quedó claro al minuto y medio, cuando Borja López falló en un despeje y Carlos Isaac protagonizó la primera ocasión del partido para el Albacete.

Fue una anécdota peligrosa, porque pronto el Sporting tomó las riendas y empezó a dominar y a generar. Djurdjevic, con confianza, probó varias veces con disparos de media distancia, aunque en la más clara el serbio ejerció de pasador. Manu García vio un espacio jugoso en la banda derecha, hacia donde Djuka tiró un desmarque perfecto. El serbio centró desde línea de fondo y Álvaro Vázquez, quizás demasiado generoso, dejó que el balón pasara hacia el segundo palo, donde entraba Gaspar Campos que, quizás, no se esperaba el detalle de su compañero. El remate se marchó alto.

El Sporting no finalizaba y antes del descanso se llevó otro susto. Diego Mariño tuvo que realizar una buena parada a un disparo de Fuster que Zozulia dejó pasar, un gesto que estuvo a punto de sorprender al guardameta gallego.

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La última de la primera mitad fue para el Sporting, igual que la primera de la segunda mitad. En ambas pudo lucirse Djurdjevic. Primero con un disparo a la media vuelta, después con un cabezazo de cabeza a centro de Pelayo Suárez. Ambas se marcharon desviadas.

Con el paso de los minutos, la borrasca Dora se cebaba con el césped de El Molinón, que hace tiempo que ya no es aquella alfombra que fue y aquella esponja sobre la que podía llover y casi nevar sin hacer daño. A partir del minuto 60 cada pase a 3 metros era una auténtica agonía. El balón se frenaba y las piernas pesaban toneladas. Había que fiarlo todo a un pelotazo que resultara exitoso. Pero no hubo manera. Solo hubo una oportunidad clara, pero Tomeu Nadal reaccionó bien.

El Sporting sumó, pero solo un punto. El ritmo se ha frenado: lleva solo 6 de los últimos 18. Aun así, le da para estar arriba, quinto con 28 puntos. El domingo toca prueba de fuego contra el Espanyol, rival directo (quién lo hubiera dicho). El Sporting ha demostrado que puede hacerle partido, pero perdonando tanto como ante el Albacete no servirá de mucho.