Pocos políticos multados
Con el semiconfinamiento actual, comenzará el recuento de miles de multas, se presumirá de perseguir a los noctámbulos y de entrar con un ariete en las casas donde se celebra la Navidad en familia

"La línea roja" de Matías Vallés (14/12/20)
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Palma
No estoy demasiado orgulloso de la forma en que los periodistas nos arrojamos sobre los quebrantadores del confinamiento de marzo.
Se hacía hincapié en miles de multas policiales, que fueron abrumadoramente reducidas por la autoridad judicial.
O se perseguía como si fuera un criminal al padre que bajó a tirar la basura con su hijo, que tenía menos derechos que un perro.
Se omitió que buena parte de los reincidentes eran personas con problemas psíquicos, hasta entonces liberadas del ensañamiento.
En cambio, se multó a poquísimos presidentes, consellers, alcaldes, concejales o altos cargos de las distintas administraciones superpuestas.
Me corregirán que tal vez los cargos políticos mostraron un comportamiento ejemplar durante el confinamiento.
Esta hipótesis decae cuando recordamos que vivimos en la patria balear de la corrupción y el aprovechamiento del cargo.
O cuando se refresca la experiencia de Francina Armengol.
Con el semiconfinamiento actual, comenzará el recuento de miles de multas, se presumirá de perseguir a los noctámbulos y de entrar con un ariete en las casas donde se celebra la Navidad en familia.
Con todos mis respetos, no son los delincuentes que me enseñaron a denigrar.




